sábado, octubre 25, 2008

MI HUÍDA A EUSKAL HERRIA Y LO QUE ME ENSEÑÓ


Este blog suele ser de actualidad, pero en esta ocasión voy a recordar un episodio de hace tres años, que me marcó bastante.
Viernes a mediodía. Me encuentro en mi mesa en Capitán Haya, 1, planta 17. Recibo una llamada. Me dicen que pase por el despacho del jefe de contabilidad. Y me entrega una carta. Parece que unas expresiones mías no han sido muy populares entre los accionistas de la empresa. No sé si tiene algo que ver que acabaran de decidir que no pondrían un duro más cuando nos debían varias nóminas.

Me entregan la carta sancionadora y me piden que la firme. Me niego en redondo. Yo no puedo firmar esa basura. Enseño la carta a mi jefe inmediato, a Rosety. Lo primero que hace es salir como un resorte al despacho de donde ha salido la carta. La carta se destruye... pero me pone los puntos sobre las íes. Lloro. Lloro mucho. Delante de un jefe no se llora. Craso error. Bueno, él es amigo.

Me retiro a mi mesa. Empiezo a pensar. No quiero estar con nadie. Es viernes por la tarde. Hasta el domingo a las 17 horas en Albacete no debo trabajar. Necesito estar solo. Llamo a la que era mi pareja y le digo lo que he decidido: huir. A un sitio desconocido. A un lugar que no sé ni yo. Apareceré en Madrid el domingo por la noche. No quiero estar con nadie. Le intento explicar a la que ahora es mi ex por qué quiero estar solo. Me contesta de forma seca y me cuelga.

Necesito estar solo. Son las 7 de la tarde. Cojo el coche, Castellana arriba. No sé dónde voy a ir. Decido que sea un lugar distinto, que no haya estado nunca en mi vida. Decido que sea un lugar especial. Decido que sea Lekeitio. Allí se crío mi cantautor favorito, Mikel Laboa. Necesitaba un sitio con mar. Necesitaba el verde. Necesitaba un lugar distinto. Necesitaba Euskal Herria. Necesitaba pensar sobre mi vida. Sobre si lo que había elegido realmente valía la pena.

Cuando salgo de Madrid ya sé dónde voy. Me desvío hacia Santo Domingo de Silos y me tomo un pepito de ternera. Vuelvo a llamar a mi ex. Y se repite el mismo tipo de actitud. Hasta mi cuñado me entiende mejor. Si mi ex no me entiende, quizá no me interesa... Dejo Silos. Paro en el Hostal Landa. Me tomo unos canutillos a la crema. Sigo camino arriba. Camino de Euskal Herria. Traspaso fronteras y entro en una de las naciones más bellas del mundo. Es el lugar de 'Txoria Txori' y 'Gure Bazterrak', y de los dos montajes finales de la genial película de Julio Medem 'La pelota vasca', tanto en su primera parte como en su segunda parte. Y quería llegar a Lekeitio. Pero antes, esa noche, me paré en el hotel Accor de Arrigorriaga.

Dormí. Necesitaba estar solo. Nadie sabía donde estaba. Nadie. Absolutamente nadie. Sólo yo. Sale el sol. Bueno, no salió el sol. Comenzó el día. Cojo el coche y recorro paisajes verdes y sinuosos. Suena Donna Lewis 'I could be the one'. Me encamino hacia uno de los lugares mágicos de mi viaje. Me espera Gernika. Y llego al árbol. Veo el lugar que un día un grupo de fascistas quisieron bombardear y rindo homenaje.

Siguiente parada. Bermeo. Subo al cementerio y oteo el paisaje. Me llama Gaspar y se preocupa por mí. Intenta tirarme de la lengua, pero no se sale con la suya. "Un dato, dime a cuántos kilómetros estás de Madrid". "Por ahí no, Gaspar". "Sabes que si me lo dices, lo clavo, ¿verdad?". "Por eso no te lo digo". Estaba a 401 kilómetros.

Recuerdo como si fuera ayer mis pisadas, mis zapatillas sobre el verde y como el agua se me metía en los pies. Bajo a Bermeo, al puerto, y me tomo un par de 'txakolís'. A mi derecha veo un frontón, sigo adelante con mi coche y aparco donde puedo. Luego Euskadi me dejará un recuerdo en forma de multa. Bueno... Paseo, lloro y busco olvidar la humillación de ayer. Nadie me puede sancionar por hacer mi trabajo.

Salgo de Bermeo, paso por Gernika y doy la vuelta a la ría. Escucho música de dos CDs que he comprado en Bermeo. Busco la playa. Paseo por una de las más bellas playas donde he estado nunca. Playa de dunas, natural, como es. Es la playa de Mundaka. Paseo y cojo una concha que todavía hoy conservo y llevo allá donde voy. Dedico un tiempo largo a pensar.

Sigo mi camino. Carreteras, curvas, verde y bosque. Recibo una llamada. Le digo a mi interlocutora que no es bueno que sepa donde estoy, que lo sabrá en su momento. Lo acepta, no como la otra. Ibarrangelu, Ibarrangelu-Elejalde, Angeletxu, Ea... y Lekeitio. "Maite ditut maite geure bazterrak lanbroak izkutaztzen dizkidanean", decía Mikel Laboa cuando hablaba de paisajes. "Adoro nuestros rincones cuando la niebla me los esconde"... y luego poco a poco me los va descubriendo.

Intento avanzar hacia la isla de Garraitz, desde la cual está hecha la foto, por un peligroso y estrecho pasillo. La marea sube y se hace cada vez más desafiante. A Garraitz sólo se accede con bajamar. Tengo que llegar. Es mi pequeño reto de hoy. Llego, veo a una pareja disfrutando de su momento y vuelvo. Paseo por el pueblo. Veo una 'ikurriña'. Debajo dice "bakea behar dugu", "necesitamos la paz". Igual no sería tan difícil dialogar. No sé. Entre la gente hablan en euskera. Me encanta.

Salgo de Lekeitio. Anochece. Voy dirección Gipuzkoa. La gente bordea la carretera y la montaña. Pasea. En familia. Ondarroa, puerto. Mutriku, puerto. Deba, puerto. Son las 7 de la tarde. Es momento de dar la vuelta. Me voy a despedir de Euskadi. Autopista del Cantábrico. Dirección Burgos. Me despido de uno de los lugares más bellos del mundo. Duermo en Lerma. Al día siguiente me levantaré a las 7 para irme a Albacete. A trabajar. A narrar fútbol. Esa noche, en mi hotel de Lerma, veo un Barcelona-Real Madrid. Hemos ganado. He ganado.

12 comentarios:

María Martín Calvo dijo...

Estoy... sólo eso... pero la soledad es necesaria.

Charro dijo...

Pero... ¿cuáles fueron esas expresiones?

yinyang mason dijo...

"Mirar por el suelo, que igual se os cae la cara de vergüenza". Bueno, se debían varias nóminas.

Charro dijo...

jejeje... supongo que, al menos, te excomulgarían, ¿no?

Respecto a Euskadi y esa zona de la costa, recomiendo Elantxobe.

Por cierto, es falso que quemen todos los coches con matrícula de Madrid.

Eso sí, todavía recuerdo una pancarta inquietante: "París entrega, Madrid tortura".

yinyang mason dijo...

Tomo nota de tu recomendación. Sólo te digo que, al margen de ideologías, Euskadi es una nación de las más bellas del mundo. No hay que perderse nada.

Charro dijo...

Totalmente de acuerdo.

María Martín Calvo dijo...

Aysssssss!!! todas las ciudades tienen su encanto...

yinyang mason dijo...

Granada...

María Martín Calvo dijo...

Granada... así de simple...

Ana Pedrero dijo...

Hemos ganado. Has ganado. Yo te ofrezco una ciudad de piedra dorada cuando quieras volver a escaparte. Te ofrezco incluso la soledad cuando la necesites.

Y te abrazo. No sabes cómo te entiendo. :)

yinyang mason dijo...

Te tomo la palabra y te doy mis gracias más sinceras. Gracias, mil gracias.

Anónimo dijo...

Acabo de encontrar esta publicación buscando información del País Vasco. En un mes me mudo a Zumaia, actualmente vivo en Buenos Aires, Argentina y jamás viví en otro lado, he viajado muy poco aunque siempre quise hacerlo. Hace dos meses conocí a una persona que es la causa de esta nueva aventura y no lo dude ni un segundo, tu historia me encanto y no veo la hora de recorrer esos caminos. Gracias por compartir estas emociones