jueves, marzo 02, 2006

EN EL COLEGIO ME PEGABAN Y SE REÍAN DE MÍ (1)

Es verdad. En el colegio me pegaban y se reían de mí. Quizá esté de más decirlo en público, pero creo que es sano reconocerlo. No es un orgullo, pero es una parte de mi vida. En el colegio me llegaron a riduculizar, pero ni lo grabaron en un teléfono móvil ni lo colgaron en Internet. Entonces no había ni móviles ni Internet, pero tampoco me grabaron con ninguna cámara de vídeo ni pusieron la película en un cine fórum.

Yo entonces me sentí mal, muy mal. Me deprimí. Así que no me puedo ni imaginar como se pudo sentir un chico de Linares de 16 años con el que quedaron en una falsa cita a ciegas vía 'messenger'. El chaval, que llevaba un año amenazado, cayó en la trampa: allí no había ninguna chica sino un grupo de gentuza cuyo papel era o pegar (dos personas) o grabar por móvil (otras dos personas) o ver y jalear (la mayoría, los peores, porque son un público agradecido y sin ellos no habría espectáculo).

Hoy ha salido en la prensa, hemos ido multitud de periodistas y sólo unos pocos hemos podido entablar una conversación con el padre del chico. Yo he abusado de su amabilidad, he entrado en su casa y he hablado con la familia. Me enseñaron certificados médicos y radiografías. Incluso antes de ponernos a grabar, hablé fuera de cámara con el hermano pequeño del chico agredido, que también está amenazado. Me quedé alucinado cuando me soltó la frase "estoy acostumbrado a que me peguen".

Mientras José Miguel Tudela, Alicia Olivares y yo trabajábamos en el salón de la casa y grabábamos al padre, en la planta de arriba se encontraba el chico, encerrado en su habitación, medicado y recuperándose de mil lesiones (costillas, pulmones, oídos, cabeza...). Acabé la entrevista y tuve que contenerme las lágrimas. Reconozco que me ha costado mucho trabajar hoy. Lo he hecho y creo que he cumplido aceptablemente, pero me ha costado.

Nosotros hemos sacado un reportaje bastante digno, explicando las cosas con el máximo rigor posible, ocultando la identidad de la familia y tapándole la cara al padre. Otros no han tenido escrúpulos y le han grabado con la cara destapada. No soy nadie para dar lecciones de ética. Simplemente explico lo que hay.

1 comentario:

Diego Cruz dijo...

Parece ser que tenemos una sociedad enferma en la que en buena medida, contribuimos todos: cada cual con la parte que le corresponda. Bellezas anorésicas, culto al dinero, consumismo desmedido y en este plan. El valor de la vida humana, por tanto, parece ser bien poco, para desgracia de los valores más preciados de las personas. Es triste; muy triste, y el lenguaje se nos queda corto para poder expresar semejantes salvajadas.