Hoy he estado con varios naturalistas intentando seguir las evoluciones de los pocos linces ibéricos que hay en España. En concreto, José Miguel Tudela, Alicia Olivares y yo hemos estado en Sierra Morena, en busca de linces. No hemos visto ninguno, pero la experiencia ha sido más que gratificante. Hemos comprobado cómo cazan (he tocado un conejo muerto que tenía la sangre aún caliente), cómo dejan huella (en forma de excremento) o cómo se mueven sin que se les oiga en absoluto.
Reecontrarse con la naturaleza te da una idea clara de lo pequeño que eres, de que no puedes desafiar tu ecosistema y de que debes proteger y respetar tu entorno aunque no seas ecologista (yo no lo soy) ya que eso redundará en tu favor. Es curioso que los políticos se hicieran los encontradizos con nosotros para que les entrevistáramos. Y no es curioso sino triste comprobar como el alcalde de Andújar, Jesús Estrella (PP), tiraba una colilla encendida en plena zona de linces...
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