El galáctico fue Casillas. Y no hay más. El Madrid ya no tiene un equipo con cinco o seis cracks. El único es el portero, que fue el que salvó a su equipo de un nuevo ridículo. Eso es lo que se vio en el derbi. Me pueden hablar de Ronaldo, pero su único mérito fue marcar un golazo aprovechando una defensa que estaba de cachondeo y buscar algún que otro contragolpe. Los blancos están rotos, pero salvan los muebles y la honrilla con un partido bastante razonable. No está mal. En un año de sequía han logrado empatar en el Camp Nou...
El galáctico también pretendió serlo el árbitro. El hombre de negro dio el cante con el penalti inventado a favor del Barcelona, pero no cometió más errores. Ni tan siquiera expulsando a Roberto Carlos. Según el acta, el brasileño le dijo que era un “mierda”. Erigirle en protagonista por haberse colocado mal sobre la cancha, como hace algún que otro periódico, es no saber leer el partido. Medina Cantalejo podía haber hecho huelga, pero el ‘conguito’ también se podía haber quedado en casa.
Algunas impresiones más. El Barcelona tocó, tocó y tocó, pero no lo hizo con criterio. El Madrid jugó como no le corresponde por la calidad de sus figuras, al contragolpe. Las lesiones siguen siendo la plaga de los culés y más de uno en Barcelona debería preguntarse qué pasa. También Rijkaard debería estar preocupado por que un ‘becario’ como López Caro saque un mejor resultado con muchos menos recursos. Al final, fue más protagonista del partido la espectacular cámara voladora que la brillantez del juego. Son las cosas del fútbol galáctico.
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