Es la certeza del campeón de Liga, del mejor equipo del mundo. El cuadro culé ha sido irregular, no ha tenido la fortuna de la temporada pasada, pero ha sabido picar piedra cuando debía y bailar un vals cuando se terciaba. El Barça puede celebrar una magnífica temporada. Cayó de la Champions con dignidad, la Copa esta vez se resistió y la Liga… siempre la Liga. Es la competición de la regularidad, de la disciplina, que son valores que Guardiola ha sabido inculcar a su equipo. Pep sigue siendo el hombre en el que se fijan todas las miradas. Este año se ha confirmado como el mejor entrenador del mundo, con el permiso quizá de Jose Mourinho. Será interesante ver a Mou al frente del Madrid… en un duelo de banquillos que será paralelo a la rivalidad tradicional.
“No piensas en una temporada, piensas en la historia”. Eso es lo que pone en el reverso de las camisetas que les han puesto a los jugadores del Barcelona una vez ha terminado el partido contra el Valladolid. Y los 6 títulos en 2009 quedan para la historia. Y la Liga de este año, con más puntos que nunca, también. Y tienes que pensar en la historia porque hay dos objetivos claros para la temporada que viene: uno es más necesario y se llama Villa, y otro menos y se llama Cesc. Es la necesidad de un delantero centro y sobre de una plantilla un poco más amplia. Y también la necesidad de una estabilidad institucional. Eso surgirá de las próximas elecciones, pero eso ya es otra historia…
Y en medio de todo esto está la decepción blanca. No pueden soportar que tras una campaña contra los árbitros (la del “villarato”), tras un gasto de más de 300 millones de euros en rutilantes fichajes, tras una prepotencia institucional y mediática insoportable que ha derivado incluso en el despido de facto de Paco González de la Cadena SER (sí, hay teorías de eso), no han podido contra un modelo de club hecho desde la base, con estrellas creadas en la cantera, con ‘cracks’ trabajadores…
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