"Mira, quiero que sepas que aunque rellenes mal los albaranes, aunque no sepas ni sumar ni restar, aunque la cagues un día sí y el otro también, a pesar de todo, te puedes equivocar lo que quieras. Porque el director general no habla contigo, sino conmigo que soy tu responsable directo. Contigo jamás se hablará. Así que yo me comeré todos tus marrones, y tu postura seguirá siendo muy cómoda, porque yo seguiré comiéndome marrones y a mi no me harás ni pajarero caso. Así que podrás cometer los errores que quieras que a ti no te pasará nada. Y a mi sí".
"Da igual que te diga que hay que estar a determinada hora, que no puedes fumar canutos en el trabajo, que eso que entiendes por solidaridad es sólo solidaridad contigo mismo porque con los demás no lo es, que no puedes cargar de trabajo a los demás de esa forma. Da igual. Para tí todo será negro y para mí blanco. Y siempre cargarás sobre mí las culpas de todo. Total, no te comerás ningún marrón. Además, yo ni te puedo sancionar ni te puedo echar. No puedo elevar faltas tuyas al departamento de personal. Así que enhorabuena. Porque has llegado a la postura más cómoda de cualquier trabajador. La de hacer lo que te dé la gana, poder equivocarte si quieres y poner el cazo a final de mes".
3 comentarios:
...¿y qué pasa con las vacaciones y los descansos?...
Joder que chungo!!!... que mal cuerpo se me ha quedao!
También, Alone, también.
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