HOY ESTOY BIEN, AYER NO TANTO

Ayer era mi primer día de trabajo. Y estuve 'chof'. Y no por ser el primer día de trabajo, sino por la constatación de que nada había cambiado. Los mismos imbéciles de siempre. La misma mierda habitual. El mismo borracho que llega tarde al curro como una cuba y que presume de que tiene a tres dominicanas metidas en una habitación de hotel al que debe 3.000 euros. El mismo tonto que te pone música garrula a toda pastilla en la redacción sólo por incordiar, como diría el gran Rosendo. Es el mismo imbécil que hoy me advertía por los comentarios que hacía. ¿Quieres saber una cosa? Pues que no me voy a callar. Porque yo me siento feliz y tú eres un desgraciado. Así de simple.

Hoy ha sido mi segundo día de trabajo. Y me he sentido feliz. Porque he asumido que estaba en la rutina, que ya tenía controladas las cosas, y que ese imbécil efectivamente es un pobre desgraciado. Y con los desgraciados hay que ser tremendamente solidario. Darles comprensión y diálogo. Así que amigo mío si necesitas ayuda aquí me tienes. Si necesitas un psiquiatra para que te recete algo te puedo recomendar a mi hermana que es una 'crack'. Y si necesitas a alguien que te cure del alcoholismo también te puedo recomendar a mi hermana, que para eso también es una 'crack'. Hay que ser solidario con el necesitado. Y si me dices "cuidado con los comentarios", yo te digo que tengas cuidado con lo que haces tú porque más pronto que tarde puedes recibir lo que no esperas. Llámame prepotente, dime que te estoy amenazando, pero lo cierto es que no hago ni una cosa ni la otra, sino que te estoy extorsionando.