jueves, septiembre 11, 2008

LEGALIDAD Y HUMANIDAD

Acabo de hablar con Ana, una mujer que pagó más de 20.000 euros por una adopción que luego se vio que era ilegal. Ella no se dio cuenta. Confió en una vecina suya, en la novia del guineano que le tramitó esa adopción a través de una falsa ONG. Estaba cegada. Había tenido dos embarazos, ambos sin éxito, y quería adoptar ya. Y nunca sospechó. Le pedían papeles todos legales, trámites con la Junta de Andalucía, gestiones consulares, etc. A toro pasado todos somos Manolete, y es muy fácil detectar los errores 'a posteriori', una vez has tomado las decisiones, pero a Ana ya le empezó a parecer raro que tuviera que pagar dos veces por un billete de avión.

Ana pudo estar con su hija un tiempo demasiado breve. Fue a comisaría a efectuar un trámite y allí ya le tenían preparada su detención. Al final Ana pudo volver a casa, pero sin su hija. Se la quitaron allí, en comisaria. Desde entonces Ana ha removido Roma con Santiago para recuperar a su hija, una niña que no debe tener más de cuatro años. Es guineana, vino a España a vivir con Ana oficialmente como turista con quemaduras en la piel, desnutrida y en un estado lamentable. Ana, su nueva madre, la mejoró y la convirtió en una niña normal. Ahora ha buscado por los centros de la Junta de Andalucía y no la encuentra. No le dan información y posiblemente la adoptará legalmente otra familia. Ella ha querido que la entrevistara porque quiere ver a su hija. Da igual cómo. Que un juez lo diga, que haya una especie de régimen de visitas, da lo mismo. Su abogada María del Mar Sánchez Alcaraz me acompañaba en la entrevista para aportarle un contenido más riguroso jurídicamente.

Y la pregunta ahora es la siguiente: ¿van siempre de la mano la legalidad y la humanidad? Porque si cogemos la ley tal cual es Ana no debería ver nunca más a su hija. Pero la quiere con toda su alma, le ha dado dignidad, salud y una casa, ¿qué más se puede pedir? Humanamente, debería recuperarla. ¿Una administración pública puede servir a un ser humano o solamente es un ente legal? ¿Para qué queremos una administración pública si no tiene rostro humano?

Por cierto, si alguien quiere ver a Ana, lo puede hacer esta tarde "aquí en Andalucía Directo".

3 comentarios:

María Martín Calvo dijo...

Javier... a veces te toca oir palabras muy duras... y es tu humanidad y el saber hacer lo que hacen que la dulzura de Ana se vea reflejada en tus palabras.
Espero que esa peque vuelva con su madre Ana.

Besos.

AguLuna dijo...

Complicado el asunto porque las leyes suelen ser ciegas y a veces tontas pero ¿quien dictamina ahora que no hubo intención real de hacer algo ilegal? todos conocemos casos similares de buena voluntad que son engañados o actúan con ignorancia de las normas pero eso se puede volver contra nosotros porque siempre habrá quien se aproveche y no es que defienda yo la "Ley" a rajatabla pero entonces nos hacen falta Salomones por un tubo que distingan lo bueno de lo malo al margen de las normas establecidas...muy difícil lo veo aunque pueda estar de acuerdo contigo. Saludos compañero, no participo mucho en los comentarios pero que sepas que te leo y me gusta lo que escribes.

Ana Pedrero dijo...

La razón y el corazón a veces están tan lejos que en ese trecho que los separa caben todas las leyes. Yo, puestas a elegir, sigo siempre el son que marquen mis latidos, aunque sean políticamente o legalmente incorrectos.

Un abrazo.