El presidente del Real Madrid a partir de 2008 será Emilio Butragueño. Lo tiene todo. Conoce los entresijos del deporte desde un punto de vista empresarial (el máximo mandatario de la NBA David Stern se le pone al teléfono en cualquier momento), es un excelente relaciones públicas, habla idiomas, puede presumir de buenas relaciones internacionales y encima sabe de fútbol. Durante años hemos tenido que sufrir una generación de dirigentes que se caracterizan porque un balón no lo han tocado ni con la mano. Ahora, llegan grandes empresarios de prestigio como Florentino Pérez o ex futbolistas intelectualmente muy capacitados como Emilio Butragueño.
Está claro que entre los ex jugadores hay de todo. Ahora me viene a la cabeza un hombre que precisamente fue compañero de vestuario de Butragueño el cual era incapaz de entender el libro teórico del carnet de conducir. Necesitó un profesor especial para él solito, igual que en su momento le tuvieron que poner un logopeda porque era imposible entenderle cuando hablaba. Tiene que haber de todo...
Pero subamos el nivel. Tras la conferencia impartida por Florentino Pérez que tan bien glosan Elías Israel, Javier Gómez Matallanas y Martí Perarnau, todos nos quedamos con la siguiente frase: "Lo que ocurra en 2008 no lo sé. He cumplido mi objetivo de cambiar el curso económico del equipo. En mi vida profesional en ACS tengo un compromiso muy grande con mucha gente, así que no sé qué pasará con el tiempo". A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Florentino ha hecho cosas buenas: ha dado al club una estabilidad institucional desconocida hasta hace poco, ahora hay dinero y el Madrid ha dejado de aparecer en las páginas de sucesos o tribunales. Cosas malas: la tan cacareada cantera sigue sin funcionar, hay hambre de títulos y estamos ante el sexto entrenador en dos años. Florentino no se quemará del todo y se irá con poco desgaste, para dejar buen recuerdo. Butragueño debe dar el siguiente paso: hacer una planificación deportiva seria y evitar la tentacion de alegres y precipitadas destituciones como la de Luxemburgo. Sólo asi el Real Madrid acabará siendo un club modélico. Lo dicho. Butragueño 'for president'... en 2008.
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