lunes, abril 02, 2007

TAPAR BOCAS

Capello saca pecho en privado. Dice que está tapando muchas bocas con los resultados. Si su juego es tan pobre y ramplón, ¿por qué lo critican?. El equipo gana. ¿No es suficiente con eso? Pues no, no es suficiente. Y en los despachos del Bernabéu lo saben. Nadie está contento ante un equipo que juega por ráfagas y cuyo fútbol se reparte con escasez más propia de cartillas de racionamiento que de una constelación de estrellas.

Así que en las redacciones de los periódicos del rompeolas de las Españas hacen auténticos malabarismos. Por un lado, hay que celebrar ante los lectores que el Madrid sigue vivo en la lucha por la liga. Por el otro, lamentar la racanería de Capello y darle la enésima bofetada al entrenador italiano. Es el Real Madrid y la gente quiere que se le regalen los oídos y por el otro Capello es el muñeco de 'pim pam pum'.

Y en medio de todo esto, Robinho. El salvador de Capello está siendo el 'crack' del 'jogo bonito'. El hombre de la vida desordenada, que discute con los compañeros porque va a su bola, es el que está salvándole el trasero al máximo defensor del fútbol físico y de los regímenes espartanos. Nuevamente es el jugador, la individualidad, la que demuestra su importancia en un fútbol donde los sistemas y las recetas mágicas no valen para nada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hay veces que me cuesta creer que seas un periodista deportivo: o sea que es la individualidad lo que vale? y los sistemas no? racanería de capello? ... es que las dos cosas NO CASAN... en serio, TE FALTA CRITERIO

Anónimo dijo...

Yo creo que lo que le salva el culo a Capello es el contrato que tiene. Echarle cuesta tanto dinero, que merece la pena que siga, por muy mal que lo haga.
Un ejemplo de que las individualidades no pueden siempre con las tácticas fue la eliminatoria de Champions entre Barça y Liverpool. Benítez demostró que, con trabajo, se puede eliminar a un equipo plagado de individualidades.

yinyang mason dijo...

Mi agradecimiento por tu aportación, Andreu. Y, efectivamente, a Capello no le han echado porque casi habrá que empeñar el Bernabéu.