domingo, octubre 04, 2009

LA "LIBERTAD" DE UNA MUJER MALTRATADA

Hoy voy a hablar de algo que tenía pendiente de hace unos días. Es una de esas cosas para las que nunca encuentras tiempo suficiente para escribir por lo complejo del asunto. Situo la historia. La semana pasada hice un viaje en tren que casi fue visto y no visto, para un tema cuya importancia necesitaba mi presencia... aunque quería solventarlo a la mayor brevedad posible.

En el tren de vuelta, encontré cosas alucinantes, como unos mendrugos que no dejaban que una plataforma se colocara en la entrada de un vagón para que saliera un chico en silla de ruedas. Vamos, que ellos querían entrar antes al tren. Incluso le dieron la bronca al empleado ferroviario que ponía la rampa. "¡Irá en silla de ruedas, pero no podemos estar una hora esperando!". Muy triste.

Luego ocupé mi asiento y tuve la ocasión de conversar con una de esas personas con las que realmente aprendes y vale la pena aprovechar un tren de tres horas. Era una mujer joven, justo de mi edad, casada. Venía de declarar en un juicio con su ex marido porque éste la había maltratado. Le pusieron un biombo para que no sintiera la presencia de quien le había hecho la vida imposible porque los nervios la vencían. Dice que el trato de la autoridad fue excelente.

La historia que me contó era estremecedora y me llamó la atención que confiara en mí para explicármela. Al fin y al cabo, me acababa de conocer. Y hasta me faltó tiempo para decirle que era periodista, por si quería parar, pero siguió. Me habló de un espejo que su pareja le lanzó y le cayó roto en todas las partes del cuerpo, de como al día siguiente vino a pedirle perdón, y de como entonces le perdonó, de como seguía muerta de miedo... Yo le mencioné la película 'Caricias' de Ventura Pons y una escena de David Selvas y Laura Conejero que refleja más o menos mi opinión sobre el tan debatido tema de los malos tratos. Si quereis ver justo esos 7 minutos, que os recomiendo con toda mi alma, haced click aquí.

Desde entonces, ha habido divorcio, denuncias, alejamientos y juicios contra el maltratador. Las políticas sociales parece que funcionan con mi compañera de vagón. Le han puesto un piso para ella, lejos de su ex marido, tiene una paga que siempre es demasiado pequeña, y ahora se centra en buscar trabajo y rehacer su vida.

¿Es libre? Depende. Si es libre por tener a su falso progre maltratador lejos, podríamos convenir que lo es, pero esa libertad se acaba cuando no tienes más remedio que estar a 400 kilómetros de tu ex pareja en un piso que han elegido por tí, cuando no puedes volver a tu ciudad, a menos que sea para declarar en un jucio o cosas parecidas. Es un modo extraño de libertad: la atadura psicológica a su ex sigue ahí, recibe a las visitas en una especie de lugar neutral porque su nuevo domicilio evidentemente es secreto. Así pues, estamos hablando de una cárcel sin muros, algo demasiado parecido a la cárcel con muros que merece el hombre que estuvo a punto de matarla. Estoy hablando de una mujer maltratada que, después de toda la pesadilla, se tiene que quitar de en medio, mientras que el maltratador campa a sus anchas por su barrio. ¿Por qué no le "destierran" a él?

4 comentarios:

Malena dijo...

Una libertad condicionada, no es libertad... Estoy totalmente de acuerdo; además, la película "Caricies" (figura entre mis favoritas), y la escena que relatas es la cotidianidad misma. Lo malo es que lo cotidiano, por el hecho de serlo, deja de ser interesante.
Te invito a que leas en mi blog "Vs. violencia de género" (un texto totalmente autobiográfico, que conseguí escribir después de mucho tiempo...)
Kamariaaamori.blogspot.com

Un saludo,
Malena

yinyang mason dijo...

Ignoro porque una cosa tan fuerte no genera más comentarios... Quiero pensar que nadie lee este blog porque no lo entiendo. Malena, te acabo de 'enlazar' a la derecha entre mis amigos.

javierog dijo...

Supongo que no hay muchos comentarios porque estamos totalmente de acuerdo con lo que expones.

A mí me llama mucho la atención, sobre lo que comentas del chico en silla de ruedas, de la poca empatía que a veces existe en la sociedad. Esa falta de empatía puede ir desde casos más extremos como la insensibilidad ante una discapacidad o hasta la "simple bronca" a una pobre cajera de supermercado por no darse "suficiente prisa".

Pensamos muy poquito en los demás y no sabemos ponermos en el lugar del otro.

Malena dijo...

Javier, acabo de leer tu mensaje. Gracias por empatizar conmigo (el texto es totalmente autobiográfico) y por agregarme a tu lista de amigos...
Al igual que tú creo que sí, que el tema es importante, al menos para mí lo fue y supuso un "antes" y un "después"; pero, por desgracia es demasiado común, y quizás, por eso no se le dá la importancia que se le debería dar.

Mi dirección de e_mail es:
mapiweb33@hotmail.com

Estaremos en contacto,

Malena