Aquí no me posiciono. Y no es por comodidad. Es porque los diversos argumentos sobre el tema hacen que la balanza de mis filtros morales no se incline ni hacia un lado ni hacia otro. Estoy hablando de un sujeto llamado Nick Griffin, del Partido Nacional Británico (en inglés, BNP), que fue invitado al prestigioso programa de debate político 'Question Time' de la aún más prestigiosa BBC. Simplemente el mismo hecho de que un nazi hable por primera vez en 50 años en la televisión pública británica, sin que sepamos lo que va a decir, ya es polémico, puesto que no sabemos si es bueno dar voz a esa gente.
En el programa, el líder ultra derechista hizo lo que tenía que hacer: recibir todas las bofetadas posibles de sus adversarios en la mesa de coloquio y del público asistente. Griffin, un xenófobo de tomo y lomo, populista y ultra, con presencia ya en el Parlamento Europeo, apareció como la víctima de un sistema que le machaca. Resultado: 3.000 peticiones de afiliación nada más acabar el programa. Y otra cosa: 'Question time' tiene una audiencia habitual de 3 millones de personas que alcanzó los 12 millones de espectadores en el día de Griffin. Ni que decir tiene que un montón de gente acudió a protestar a las puertas de la BBC para que alguien impidiera la presencia de la ultra derecha en la mejor televisión pública del mundo.
Argumentos a favor de la presencia del amigo Griffin: Tiene derecho a hablar, su partido ya no es minoritario, y representa a un sector de la sociedad británica, gracias a los resultados cosechados en elecciones recientes. Invito a todo aquel que sepa inglés a que lea el documento "Igualdad de oportunidades y diversidad en la BBC" que aparece en su página web. Puedes acceder desde aquí.
Argumentos en contra: Pues que la televisión pública más prestigiosa del mundo no puede ensuciar sus pantallas con las barbaridades de un político ultra derechista. Es más, una televisión que defiende la libre expresión de todas las opiniones no puede darle un micrófono a aquél que podría impedir esa libertad de información en el futuro y que ahora se aprovecha de la democracia para decir lo que le viene en gana, con su populismo y su demagogia.
A mí me pasó hace unos años en Telemadrid. En un debate nocturno moderado por Juan Ramón Lucas a Esteban Ibarra y a mí nos tocó enfrentarnos a dos fachas con la excusa del 20-N. Uno era joven y hábil, el otro un poco más cabezón y nostálgico. Cuando salí blanco del plató preguntándome cómo es posible que tantas barbaridades se puedan decir en tan poco, también pensé en si era bueno realmente invitar a ese tipo de gente... y les dije en la cara que ellos se aprovechan de la libertad que ellos mismos desprecian. Y ahora sigo en la duda. ¿Es posible tolerar al intolerante?
2 comentarios:
Si no tolerasemos al intolerante, ¿Que seriamos nosotros ?... pues eso.
Un abrazo.
De acuerdo al ciento por ciento con eduabellan. En una décima de segundo seríamos claramente del grupo de los intolerantes.
Lo que ocurre, como dice Javier es que si uno de estos defensores de ultraderecha aprovecha la cobertura democrática, para hacer oír su voz, te sientes como el asesino que utiliza tu cuchillo para acabar con su víctima ¿no?
Buen inicio de semana, Javier
Malena
Pd: En mi blog, hay un regalo para ti, y para quienes quieran compartirlo.
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