martes, octubre 13, 2009

AHORA 'ÁGORA'

Me suena a 'slogan' político, pero creo que es el mejor titular. 'Ágora' es una película para los tiempos de ahora. La última genialidad de Alejandro Amenabar, la cual recomiendo con toda mi alma, habla de Alejandría y del Imperio Romano en decadencia pero aun así es una historia claramente vigente. Hypatia es filósofa, astrónoma y matemática, se pregunta el porqué de las cosas, del universo que nos rodea, no cree que la tierra esté en el centro, y tampoco cree que dios tenga algo que ver. Y se pregunta constantemente. No es tajante. Pasea con su duda sin complejos. Su ansia es saberlo todo y compartirlo con sus alumnos. Y se encuentra en Alejandría, con un biblioteca que sería destruída, con una ciudad cultural que sería arrasada por el fanatismo religioso.

Alrededor de ella, los cristianos, los judíos y los paganos (los creyentes en los dioses romanos) se enfrentan entre sí violentamente. Es la lucha entre la razón científica y la fe desmedida. Es la fuerza del libre pensamiento contra la de la espada. Justo lo que se vive ahora muy cerca de la vieja Alejandría, de la que no queda casi nada. No se trata de condenar a la religión por sí misma sino de retratar al fanático que mata en nombre de su dios.

'Ágora' es una de esas películas que enseña. Si yo fuera profesor, la pondría de visionado obligatorio en clase de religión, historia o filosofía, da igual. Porque su relato es de ayer pero hoy también vivimos lo mismo. Los enfrentamientos que se viven en 'Ágora' son la consecuencia inmediata de que alguien se sienta en posesión de la verdad absoluta. Y eso también pasa ahora. Es el argumento de "la Verdad de Dios" para denostar el laicismo. Hace tres años el cardenal Julián Herranz le echó un par al decir que "la verdad y especialmente la Verdad, con mayúscula, la verdad sobre Dios, es una realidad objetiva, no subjetiva; absoluta, no relativa; que no depende de nuestra razón o de nuestra voluntad aunque las reclame". Ése es el concepto de libertad religiosa de la curia vaticana en pleno siglo XXI.

Pero el ridículo de la iglesia con 'Ágora' llega a niveles estratosféricos cuando se conoce que el Vaticano intenta bloquear la distribución de la cinta en los cines de Italia (la noticia salió publicada en 'La Stampa'). Curiosamente, a día de hoy, que yo sepa, los italianos aún no tienen garantizado poder ver lo nuevo de Amenábar. De hecho, desde la COPE ya están diciendo que la película “ha sido encumbrada por cinco ministros de un gobierno que ha demostrado a las claras su hostilidad hacia la tradición cristiana” y que constituye “un acto más en el combate sectario contra el cristianismo".

'Ágora' es una proclama a favor del libre pensamiento y del papel de la mujer en la sociedad. En 'Ágora' Cirilo, en principio obispo de Alejandría y posteriormente San Cirilo, lee ante los cristianos de esa metrópoli un fragmento de las cartas de San Pablo a los efesios: "Someteos unos a otros en el temor de Dios. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo".

Pero hay más todavía. Cuando digo que 'Ágora' enseña a amar la tolerancia, Amenábar va un poco más allá. Uno de los llamados "paganos" dice en un momento de desesperación que "no ve a ninguno de sus dioses por ningún lado". Otra frase, en este caso del prefecto romano, lleva también a la reflexión: "No sé en qué creer". La duda y los miedos mueven a muchos de los personajes de 'Ágora'... y también a los de nuestro día a día.

1 comentario:

Malena dijo...

No he visto todavía la película, pero como educadora, sí creo que el mejor "maestro" es el que consigue que sus alumnos se cuestionen el porqué de todo, así que si la película invita a la reflexión y a ir más allá, valdrá la pena verla...

Además, Amenabar siempre es una buena opción (aunque algunos tertulianos de la talla "s" como Alfonso Rojo opinen que en nuestro país no se hace buen cine, porque según sus palabras "ningún director va más allá de las escenas con sexo y poco más");

Espero que por respeto a directores de la calidad de Amenabar y otros tantos (Coixet, Pons, etc) rectifique algún día...

Saludos,

Malena