Son las 12 de la noche. He repasado mi correo y los mensajes que he recibido en las redes sociales en las que estoy, esas redes en las que no sabes si tus fotos y tus datos están realmente seguros allí. Luego me he puesto a escribir mi columnita semanal para 'El entorno'. Ya se sabe, la derrota del Barcelona en el Calderón, el mal momento del equipo de Guardiola... Vengo de un bar situado en Barcelona pero que estaba lleno de madridistas celebrando la victoria del Atlético. Lo que son las cosas.
Ahora me toca enfrentarme a mi blog. Estoy viendo los resultados de las elecciones vascas y gallegas. Cualquiera que sea el PP se puede dar con un canto en los dientes. O cualquiera que no apoye los nacionalismos o los soberanismos. Me gusta explorar por la red y ver lo que hacen los canales de televisión y los periodistas. Me llama mucho la atención lo que ha hecho TVG: han creado un parlamento gallego virtual para representar los resultados. Y es cuando me viene a la cabeza que la política se ha convertido en un espectáculo y en la polémica por la polémica. Y en la hipocresía. Con gráficos vanguardistas.
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