Uno de estos cuatro hombres se va a convertir en nuevo presidente del FC Barcelona para los próximos seis años: Sandro Rosell, Marc Ingla, Jaume Ferrer y Agustí Benedito. No voy a hablar de ellos, porque para eso está Daniel Campos y sus análisis en la web 'El Entorno'. De lo que sí quiero hablar es de cómo debería ser el futuro presidente. Su perfil humano, su poderío económico y su ética social y deportiva no son ninguna tontería. Estamos hablando del Barça, un club que no tiene ninguna comparación con ningún otro club del mundo. No porque sea mejor o peor, sino porque es totalmente diferente. Es un vertebrador social y casi una forma de vida. Su presidencia tiene tanta o más relevancia mediática en Catalunya que la de la Generalitat, por ejemplo.
El presidente tiene que ser un demócrata. Algunos podrán decir que “faltaría más”. Estoy de acuerdo, pero yo creo que es la primera condición que se debe cumplir, y Laporta últimamente ha tenido ‘ticks’ autoritarios que recuerdan a sus antecesores. ¿Cómo conseguir esto? Dando oportunidades al socio para que decida cosas habitualmente y que no tenga que esperar otros seis años para que le pregunten sobre el futuro de la institución. El Barça debe seguir siendo "més que un club", con todas sus secciones e instalaciones, en armonía con el barrio, sin obras megalómanas. Su naturaleza de club cierra las puertas a toda idea de convertirse en sociedad anónima deportiva. Por otra parte, el presidente debe delegar en todos los directivos. Que no mande sólo uno.
Más características que debe reunir. Sin vinculaciones políticas. Con pensamiento político, como el que tenemos todos, pero sin ataduras partidistas. No a la utilización del Barça como plataforma de propaganda ni política, ni personal, ni empresarial. El nuevo presidente debe mostrar las cuentas claras y auditarlas dos veces. El nuevo presidente debe ser un buen economista. Por eso, no pasa nada si el Barcelona luce publicidad hasta en los calzones. Es dinero y es necesario. Su política mediática debe ir tendente a proteger al 'primer equipo' y priorizar los medios propios del club, pero debe ser transparente y explicativa hacia el aficionado, vea la televisión que vea, escuche la radio que escuche. Sin que haya periodistas de primera o de segunda.
Cuando vaya a los bancos, le deben creer. Cuando vaya a la Federación Española de Fútbol, a la Liga de Fútbol Profesional, a la UEFA, a la FIFA y a cualquier otra institución, le deben creer. Debe tener peso nacional e internacional. Su obligación es la diplomacia, las declaraciones públicas normales y la sencillez. Las relaciones con el Real Madrid y con el Espanyol deben ser buenas. El club no quiere gente que difame, que hable de los supuestos delitos de los demás para quizá ocultar los suyos.
El nuevo presidente tiene que ser joven o relativamente joven o con espíritu joven. Debe ser un innovador, un vanguardista, una persona de gran potencial pero de experiencia probada. Debe hablar idiomas, ser culto, amplio de miras y de viajes. El nuevo presidente tiene que ser culé de corazón, no como Núñez, que quería la presidencia para tener más presencia social, no por otra cosa. Pero por encima de todo, el nuevo presidente debe ser un tipo con valores humanos, valores fraternos. Debe ser buena persona.
FOTOS, DESDE ARRIBA: SANDRO ROSELL, MARC INGLA,
JAUME FERRER Y AGUSTÍ BENEDITO.
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