martes, junio 01, 2010

HISTORIA DE UN OJO MORADO (8)

No es que quiera marear todos los días (de hecho, me he reprimido mucho últimamente) con mi ojo morado. Pero aquí está el resultado del fin de semana: reflexión, sol, playa, abandono de la pomada que me arrugaba la piel y aplicación de crema hidratante a saco. El resultado: un ojo que apenas recuerda al primer capítulo de esta apasionante serie.

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