domingo, noviembre 09, 2014

EL GOCE DE SENTIRSE LIBRE

Efe
Mi mañana ha sido un tanto rara. No sabía si poner el pie en el suelo mientras me despertaba y de hecho me he puesto el trajecito ciclista con las ideas muy claras: voy a votar en la "consulta" pero con la idea de que me lo tienen que poner fácil porque si no mi sufragio lo van a tener claro. Cogí la bici y llegué al colegio electoral. El ambiente era precioso. Todo sonrisas, civismo y ganas de participar. Daba gusto ver aquello. Cogí la papeleta y expresé mi opinión, que siempre ha sido la misma: un Estado Catalán propio dentro de una República Federal Española. Hice la correspondiente cola y voté. Tras haber valorado en alguna ocasión la "consulta" como si fuera una chapuza salí especialmente contento a hacer deporte y me sentí bien porque había ejercido, aunque fuera sin excesiva legalidad, mi derecho a la autodeterminación, algo que nunca nadie me había preguntado.

Es como si a mis casi 41 años, 36 después de haberse proclamado la democracia, alguien me hubiera cuestionado algo distinto a lo que es votar a una fuerza política cada cuatro años, a reflexionar cosas diferentes a lo que hice monótonamente desde que tenía 18, a escoger lo que quiero ser en otro Estado y en otro tipo de democracia... Porque al fin y al cabo los ciudadanos no somos imbéciles y tenemos derecho a decir en qué país queremos vivir.

A todo esto, votó Pujol, no sé si "Sí-sí", "Sí-no" o directamente "No". En mi caso particular al retaco este prefiero ponerle todas las cruces posibles en la papeleta, en la cara, en la frente, en la nuca y donde sea. ¡Ladrón! ¡Sinvergüenza! Me quedo con la entrevista que hizo Jordi Évole a Artur Mas donde el president le explicaba las pocas ventajas reales que tendría la Independència, con pocas ventajas para las pensiones, las familias o los peajes. Haz click aquí.

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