UN GRUPO DE ADOLESCENTES LE VEN LA GRACIA A TENER UN TUMOR

Me ha pasado hoy en ese invento maravilloso llamado 'Cercanías Renfe'. Me ha pasado mientras estábamos varios agarrados a las barras verticales que hay frente a las puertas del vagon. Unos "teenagers" de esos que van con el pantalón medio caído empiezan a hablar de los extraños dibujitos de la camiseta que llevaba uno de ellos y el de la camiseta dice "no, pero si son como tumores, ¡ja, ja, ja!". Y otra chica le replica: "sí, son como albóndigas, ¡ja, ja, ja!".

Y yo de pie, en la plataforma, no les podía quitar mis ojos de encima pensando en los límites de mi sentido del humor. A los pocos segundos, en medio de tanta hormona, no pude evitar reaccionar: "A vosotros os hará gracia, pero a mí ninguna... Es que yo tengo uno". Y no podían decir nada. Y no dijeron nada. ¿Dónde miraban? Al suelo, agachando las orejas, humillados, tal y como hacía unos segundos me habían humillado a mí sin saberlo. Sólo hablaban entre ellos, bajito.

El tren avanza y antes de que llegue a Sant Andreu Arenal les digo: "Han pasado dos minutos. ¿A nadie se le ha ocurrido la brillante idea de pedir disculpas al ofendido?". Y una niñata estúpida que era la que llevaba la voz cantante de esa especie de 'club de la comedia' que se habían montado me espeta: "Es que no lo sabíamos". Mi respuesta: "Muy bien, pero estás en un vagón en el que hay mucha gente y no sabes quién es quién, y me habéis hecho daño". Y al final el adolescente de la camiseta pronunció la palabra mágica: "Perdón". "No pasa nada". Bueno, sí pasa...