Si el rey no nombró ayer la palabra "constitución" 70 veces no la mencionó ninguna. En su discurso de Navidad, habló de la ley de leyes como si fuera de la panacea, del único marco a través del cual se puede salir de la crisis política, económica e incluso moral que vivimos en España. Han pasado ya 31 años de su ratificación en referéndum y casi no se ha tocado una coma, excepto para dejar que los ciudadanos europeos pudieran presentarse y votar en las elecciones municipales. Sin embargo, el rey sigue erre que erre.
¿Por qué esa insistencia?, ¿por qué no se puede reformar esa especie de 'texto sagrado'? Pues posiblemente porque entonces el Borbón dejaría de ser necesario. Vamos hacia una España federal. La fuerza centrífuga descentralizadora es muy difícil de frenar. El Tribunal Constitucional, prácticamente sin miembros, quiere cercenar aún más un Estatut de Autonomia de Catalunya ya de por si muy mermado.
Pero ahí está el rey para defender un organismo que, a mi modesto entender, es indefendible: "La Constitución garantiza un amplio abanico de derechos y libertades, fundamenta una avanzada articulación de nuestra rica diversidad territorial, y nos dota de instituciones que son claves para la estabilidad y convivencia democráticas, y el buen funcionamiento del conjunto de España. Unas instituciones independientes para el mejor y más justo ejercicio de sus responsabilidades, por lo que todos debemos preservar esa independencia en aras de la confianza que los ciudadanos tienen depositada en ellas".
Que sí, Majestad, que los acuerdos están muy bien, que todos tenemos que ser más responsables y honrados para trabajar "en la misma dirección", que estoy de acuerdo con usted. ¿Que el paro es nuestro principal problema?, pues también. Menudo descubrimiento ha hecho el monarca. ¿Pero acaso se refirió a los culpables del paro? ¡Ah!, la neutralidad de la Corona. ¡Ah!, la Constitución. Si la reformamos, ¿qué pasará?, ¿cuál será su papel?, ¿dónde quedará usted?, ¿en la cola del paro?
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Poco más que decir.
Mi pesimismo natural hace que tenga pocas esperanzas de ver modificada esa vergüenza de la que tan orgulloso se sienten algunos. :-(
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