jueves, diciembre 17, 2009

"PAPA, JO VULL SER TORERO"

La que se está liando en mi tierra con esto de los toros. Vamos a acotar la polémica para que nadie se vuelva loco. Lo que va a votar mañana el Parlament de Catalunya es si se inicia el trámite de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) contra los festejos taurinos. Dicho de otra manera, si nos ponemos a hablar de toros o no en el Parlament. Mañana, pues, los "diputats" no van a prohibir la tauromaquia en ningún sitio, sino que van a ver si pueden debatir sobre una ley que ponga coto al asunto en Catalunya. Muy diferente.

Cuando me dieron el papel de la Plataforma Prou! para que lo firmara lo hice con sinceridad y civismo, tranquilo y sabedor de que esto podría convertirse en algo importante e influyente. Y ahí tenemos una ILP de 180.000 firmas, con el consiguiente debate de mañana viernes. Yo he estado en varias corridas de toros porque tenía la obligación de cubrirlas en mi labor de reportero televisivo. Intenté hacerlo desde el desconocimiento, pero con el máximo respeto hacia el aficionado. Seguro que iré a más corridas como periodista y continuaré igual de respetuoso. Yo no soy nadie para decirle a un señor que vaya o no vaya a una corrida. Allá él.

Pero estoy en contra de ese tipo de celebraciones. Me parece una aberración tratar a un animal así. Someterle a una tortura pública, tan cruel como aberrante. En una corrida al toro no sólo se le mata sino que, para que muera, se le hace sufrir lo indecible, se machaca su sistema nervioso central hasta que no se aguanta y cae al albero. El picador, las banderillas, ese estoque que no acaba de entrar... y esa puntilla.

Los taurinos apelan a la libertad y dicen que es una tradición y que se perderían muchos puestos de trabajo. Las dehesas se quedarían secas y la raza del toro bravo se extinguiría.Y también es interesante saber que si quitamos los toros debemos quitar otras aficiones ofensivas contra los animales como la caza y un largo etcétera.

He encontrado un artículo de Víctor Gómez Pin, catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona y afiliado a Iniciativa per Catalunya, que toca muchas claves sobre este asunto desde una posición bastante ponderada. En su texto 'Toros, lengua y estigma' dice: "El problema ético de la relación con los animales afecta hoy a muchos colectivos, desde consumidores de ciertos productos gastronómicos, hasta pescadores, pasando por empresarios de la avicultura industrial o propietarios de animales domésticos". Veremos lo que pasa mañana en el Parlament. PSC y CiU dará libertad absoluta de voto a sus "diputats" y eso le da incertidumbre al panorama. Ya veremos.

Mientras tanto, 283 personalidades de la cultura y la sociedad catalana han firmado un manifiesto a favor de que siga el toreo en Catalunya. Entre ellos están, el escritor Pere Gimferrer, el cantautor Jaume Sisa, las periodistas Mercedes Milá y Concha García Campoy, el actor Josep Maria Pou, los dramaturgos Calixto Bieito y Albert Boadella, el filósofo Félix de Azúa, el artista Miquel Barceló y los cantantes Mayte Martín y Kiko Veneno. Si quieres contrastar con lo que piensa la 'Plataforma Prou!' haz click en su manifiesto anti taurino. Todos presionan y nadie se pone de acuerdo.

Yo, desde mi posición contraria a la mal llamada "fiesta nacional", me quedo con la canción que compuso Albert Pla entre los años 80 y 90. Si la quieres ver y escuchar haz click aquí. La letra viene a decir: "Papá quiero ser torero, papá quiero matar toros, papá quiero saltar a los ruedos. Y el padre se desesperaba, el que era tan honorable, potestad de la sardana, y de las letras catalanas. La verdad (es que) no comprendía, qué coño de hijo tenía, si tenía todo lo que quería, tenía amor, tenía familia, y de cuartos no faltaban, ni cultra, ni enseñanzas, de la pulcra y refinada existencia catalana.

"Papá quiero ser torero, papá quiero matar toros, papá quiero saltar a los ruedos. Y el padre desde las gradas, como sufría y como lloraba. Que es que el toro empitonaba, a su hijo y le revolcaba. ¡Que es que el toro le arrancó los cojones de una cornada! La hemorragia era imparable, una muerte inevitable. Murió en la enfermería de la plaza a media tarde. Y su hijo moría torero, lleno de gloria y lleno de fama, lleno de claveles en la tumba, banderitas y estampitas y en los balcones geranios negros. Ay papá, tu hijo ha muerto torero. Ay, ay, ay..."

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