jueves, noviembre 14, 2013

GALLEGOS Y MADRILEÑOS, RODEADOS DE MIERDA

"Pero afuera Pilar hay tanta mierda, mierda, mierda.
La mierda de los banqueros que cagan miseria para los pobres de mierda
La mierda de los políticos con horizontes de mierda
La mierda de los nuevos intelectuales con cerebros de micrófono
Que desde sus babosas poltronas nos mandan ideas de mierda”.

Este fragmento del disco de Lluís Llach “Porrera, Món”, publicado en los últimos años del siglo XX nos anunciaba lo que nos estamos tragando en los albores del siglo XXI. Basura por todas partes. Hoy quisiera ligar el chapapote gallego con la basura madrileña. De momento, para no herir a nadie, cuando hablo del concepto mierda me refiero literalmente a la mierda, sin calificar a personas o instituciones.

Caso Galicia

Once años después de la mayor catástrofe medioambiental de la historia de España, el juez ha absuelto a los tres únicos acusados: el capitán del petrolero Prestige, Apostolos Mangouras, el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, y el ex director general de la Marina Mercante, José Luis López Sors, único miembro de la Administración al que se le atribuyó alguna responsabilidad.

Así pues, el tribunal exime también de responsabilidad a la Administración y el Gobierno queda exento de sufragar los daños que se le reclamaban. Según la justicia española mandar a alta mar un barco a medio hundir con "63.000 toneladas de fuel”, lo cual provocó “170.000 residuos, 2.900 kilómetros de costa y 1177 playas afectadas", según el texto de la sentencia, no tiene “responsabilidad penal”. La lumbrera que firma esto es un magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Galicia que responde al nombre de Juan Luis Pía.

En su momento, quizá hubiera sido mejor arrastrar al Prestige a una pequeña bahía para evitar el sufrimiento de miles de familias que sólo viven del mar en la Costa da Morte. Se trata de absorber todo el petróleo del barco en A Coruña o Vigo que repartir chapapote por toda Galicia, la costa cantábrica entera y varias playas francesas. Al menos es mi modesta opinión, que coincide con la de la mayoría de los enviados especiales de los más prestigiosos medios mundiales y de una gran cantidad de hombres y mujeres de mar. La chapuza de mandar el buque hacia el Atlántico la decidió el ex ministro Álvarez Cascos, el de Foro Asturias. Él es el responsable y él es el que tendría que pagar. Pero no. Les ha tocado pagar a los gallegos.

Cuando hablamos de mierda nos referimos a ella en el sentido literal, pero también son decisiones de mierda que dejaron a muchas familias del norte en la más absoluta mierda y que once años después se tienen que fastidiar por una decisión judicial de mierda. Sólo se condena al capitán del buque a una pena de “nueve meses de prisión” por un delito de “desobediencia grave”, una pena de mierda. Un juicio de ocho meses, 400 horas en 89 sesiones, y 204 declaraciones de testigos y peritos para esta sentencia de mierda.

Caso Madrid

Lluís Llach apelaría fácilmente a la mierda si viera cómo está Madrid estos días. Todo por un convenio de privatización del servicio de recogida de basuras de la ex candidata a los Juegos Olímpicos de 2020. Todo por dar la explotación de un servicio público del cual depende la salubridad de una ciudad entera. Todo por poner sobre dar la responsabilidad del asunto a cuatro concesionarias: FCC, Cespa (Ferrovial), OHL-Ascan y Valoriza (Sacir). El Ayuntamiento aseguró que no se producirían despidos entre los 6.000 barrenderos. Y así lo hicieron.

Semanas después, sin embargo, las empresas aprobaron un expediente de regulación de empleo para echar a 1.134 trabajadores. Tras una semana de huelga, redujeron la cifra a 625, pero a cambio de fuertes bajadas de salario en un colectivo que cobra de 500 a 1.300 euros. Los sindicatos lo rechazaron y siguen con la huelga hasta que se produzca la próxima reunión entre trabajadores y patronos.

La alcaldesa Ana Botella, que se estará tomando su “relaxing café con leche” rodeada de bolsas de basura, ha puesto escolta policial a los servicios mínimos y ha dicho que de ponerse la cosa fea la empresa pública Tragsa se encargará de recoger todo el escombro. Eso sí, que la mujer de Aznar no se haga ilusiones, porque los trabajadores de Tragsa no están nada dispuestos a cubrir los servicios mínimos de sus compañeros de las empresas concesionarias.

Por lo tanto, el de Madrid es un caso sobre mierda en una ciudad que es la capital de España donde el personal de limpieza tiene salarios de mierda que pueden ser reducidos a más mierda todavía. Su movilización es acumular mierda, con lo cual en la capital de un país que “se recupera de la crisis” su comercio, sus vecinos y su turismo se están yendo a la mierda. Porque, con un peligro grave para su estado de salud, caminan entre montañas de mierda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gallegos pobres mierdecillas limpiabotas su patria se extingue en la nada.