Me voy al médico. Después de sortear varias colas me dicen que el médico de urgencia atiende en la consulta 13. Hay mucha gente. Todos con su horario asignado. Todos con perfecto derecho a ser atendidos. Espero. Con paciencia. Pasa una hora. No hay manera. Me dan nauseas. Me voy al baño a vomitar. Tercer vómito de la mañana. Vuelvo a la sala de espera y pido por favor que me dejen pasar. Y una señora rubia de bote con gafas de culo de vaso me dice que no, que ella va antes. Hasta la hija embarazada con la que va, que es la que van a atender, llama la atención a su madre. Un señor mayor se mete en la discusión para machacar más. Y sigo sentado en mi postura con las manos entre las orejas, mirando al suelo. "Lo que tú digas, hija, lo que tú digas". Pienso para mis adentros que más le vale a la señora que no me necesite nunca en su vida.
Al final el médico me atiende, tras dos horas pasándolo mal. No me dice qué tengo y me receta 'Efferalgan'. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Me voy a mi casa. Me hago un arroz hervido, me tomo el famoso 'Efferalgan' y me meto en el sobre. Me quedo dormido y me despierto varias veces durante la tarde. Descubro Canal Flamenco Radio, para mí un auténtico hallazgo el cual recomiendo a todo aquel que tenga la más mínima curiosidad por el flamenco. ¡Qué maravilla! Cojo mi móvil y llamo a Rafa, el dueño de la tienda de animales que está debajo de mi antigua casa. Al final quedamos para esa misma tarde.
Rafa es maestro de Reiki. Bajo a su consulta, está a dos minutos de mi casa. Me tumbo y se dedica a mí durante 45 minutos, oliendo a sándalo y escuchando a Enya. Excepto dos minutos, el resto del tiempo no me toca en absoluto. Siento un calor muy fuerte en mi frente, en uno de los 'chakras', según él. Salgo de allí como nuevo. Hoy del dolor de cabeza ni me acuerdo. Por cierto, mis más afectuosos saludos para el médico que me hizo esperar dos horas y para la señora que amargó la mañana. Saludos también a su hija y que el niño sea precioso. De verdad.