La "autocensura" es un inmoralidad que practicamos muchos periodistas. Se trata de callarnos algo por intereses políticos de la empresa en la que trabajamos. La empresa no nos ha dicho previamente nada, pero nosotros sabemos perfectamente dónde estamos y quién nos da de comer. La censura no es con la información ya hecha, sino antes de elaborarla. Esto pasa en política, pero también con determinadas empresas cuya importante inversión publicitaria consigue callar las bocas de todos los que conocemos las cacicadas que estas multinacionales están haciendo.
El caso al que me refiero no ha sido tratado por casi nadie y debería salir en las portadas de todos los periódicos. Se trata de cómo un banco de prestigio internacional está jugando con la vida de un joven tetrapléjico de 30 años. Engatusaron a su padre que, una vez cobrada la indemnización correspondiente, invirtió 300.000 euros que nunca más ha vuelto a ver y que pueden haber ido a los bolsillos de Bernard Madoff. ¿Te suena? Te invito a que veas la web loestaspermitiendo.com y este pequeño vídeo. Te quedarás sin palabras porque el caso no tiene calificación posible.
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