jueves, mayo 19, 2011

DEL CIELO AL INFIERNO DE JAÉN

Me subí a la Catedral de Jaén y vi un montón de gente trabajar limpiando una teja y otra teja, y una aparejadora mirándolos y metiéndose junto a mí para inspeccionar las vigas de madera del templo de Andrés de Vandelvira, y vi también una plaza nueva y gente diminuta andando cada cual a su ritmo, según tuvieran los cabellos más cortos, más largos, más negros o más canosos, según tuvieran más o menos que hacer, y antes de perder la vista hacia los interminables olivares había un laberinto de calles estrechas hacia donde esa gente se perdía y donde esa misma mañana una mujer de 38 años había decidido que lo mejor que podía hacer tras su sexto parto era ocultar a su bebé muerto por golpes en la cabeza dentro de un armario. ¡Cuánta belleza y cuánta miseria en tan pocos metros cuadrados! ¡Cuánto trabajo y cuánta basura social dividida por dos o tres calles! La catedral sigue resplandeciendo en su sitio y la "madre" ha cambiado el suyo por otro más apropiado con la carga de un supuesto homicidio sobre su cabeza.

1 comentario:

Victoria Corral dijo...

Es increíble como una madre puede ser capaz de hacer algo así...

P.D: un blog muy interesante, pero en la cabecera las letras blancas cuesta leerlas con el fondo azul.