miércoles, mayo 25, 2011

UN SEGUNDO LO PUEDE CAMBIAR TODO

El lunes me acerqué a una familia que había perdido a uno de sus miembros por un fulgurante rayo en una tormenta. Era una chica de 16 años, embarazada ya de 9 meses, trabajadora del campo y frutera en el mercado del pueblo. El rayo le atravesó el cuerpo de arriba a abajo igual que el árbol de la fotografía. Rosa estaba en el campo recogiendo estiércol y tierra para que la fruta que vende en el mercado fuera la mejor posible. Su pareja, de 23 años, estaba presente. Parte de su familia también. Murió carbonizada. Y apenas llovió. Es la manera más estúpida de perder la vida. En un segundo que lo puede cambiar todo.

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