Muy bien. El gol anulado a Higuaín efectivamente era gol. Absolutamente de acuerdo. El partido hubiera sido otra historia ¿Y qué más? ¿Hay algo más de lo que quejarse? ¿Alguna tarjeta que no haya gustado? Igual los grifos de agua caliente del vestuario del Camp Nou de han estado al gusto de los jugadores del Real Madrid. Y los jaboncitos del hotel no le gustaban a Mourinho. Quizá nos podemos quejar por eso... El madridismo sigue con su política cantamañanas de echar la culpa al árbitro, a los estamentos federativos, a Unicef y hasta al lucero del alba. Eso lo hacen los equipos pequeños, los que están en la clasificación de la Liga bordeando el precipicio de Segunda.
El Madrid ha ido a jugar sus bazas, eso está claro, pero hoy sobre todo ha ganado el fútbol. El último capítulo de esta serie de clásicos ha sido un bello orgasmo de amor por el balón, el más grande de todos. Hemos tenido toque, espectáculo, rapidez, líneas rectas y calidad. No nos engañemos, ha habido fallos atrás, grandes huecos y pérdidas de balón debidas al momento de la temporada. Y es que el cansancio de los jugadores es físico y mental, de acumulación de competiciones. Eso sí, queda claro que los mejores equipos del mundo juegan en España. Pero uno mira la vida con los ojos más limpios que el otro.
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