Ser agente de la autoridad y llevar uniforme lleva consigo una responsabilidad importante. No sólo ante tus superiores y de acuerdo con una jerarquía, unas normas y una fidelidad casi militar a determinados valores. La responsabilidad, muy especialmente, está ante los ciudadanos que supuestamente estás protegiendo de que aquél que perturba la paz social. Tu función represiva debe estar orientada a que cada cual pueda vivir tranquilamente, sin que sea importunado por nada ni por nadie.
Hasta aquí la teoría. Ahora vayamos con la práctica. Por motivo de mi trabajo, el pasado viernes estuve en Linares y visité a José Rodríguez Lorente, un ciudadano que hace muy poco regentaba un bar que estaba pegado a la comisaría de la Policía Nacional de esa ciudad. Su bar era como una prolongación de la comisaría y hasta proporcionaba los bocadillos para los calabozos. Todos los chorizos, camellos y gentes de mal vivir en general que eran detenidos probaban las viandas del mesón 'El Cid'. Eso sí, entre rejas.
Cuentan que su dueño, el hombre al que visité, era un hombre temperamental, con cierta mala uva. Nadie se reía de él. Nadie le tosía en su bar. Cuando estaba resolviendo un crucigrama, ya le podías pedir siete cervezas que lo más importante en ese momento era el crucigrama que tocara. El pasado 21 de marzo, José no estaba haciendo crucigramas, pero le tosieron, y vaya si le tosieron. Al hijo de un agente de policía, al que le gustaba que le llamaran con el apelativo de "comisario", aunque nadie me ha demostrado que lo fuera, le dio por discutir con la hija de José. "Tienes la misma mala leche que tu padre", le espetó. "Pues yo prefiero tener mala leche a ser un chulo de mierda como tú", le soltó la chica en la cara. Al joven policía le tuvieron que sacar del bar. La denuncia de José no se hizo esperar. Nadie se reía ni de él ni de su hija. Era viernes santo, con mucha fe de por medio, pero también con mucho alcohol.
Al día siguiente por la mañana, llegó José a abrir su bar a primera hora. Allí estaban el "comisario" y su hijo, el que había insultado a la hija de José. Le pidieron que retirara la denuncia. José dijo que verdes las habían segado. Y la civilizada respuesta de los dos 'agentes del orden' no pudo ser otra que una paliza y otra y otra y otra. Le tumbaron al suelo. Y el joven policía empezó a darle patadas en la cabeza. Su padre, ejerciendo su labor de educador, le gritaba "¡mátalo, mátalo!". No había testigos. La cámara de seguridad que estaba junto al bar misteriosamente dejó de funcionar. No grabó nada.
Tres días después de la paliza una fuente informativa me llamó y me contó lo que había pasado. Eso fue por la tarde. Por la noche, un vecino de la zona que no se atrevió a identificarse también me llamó alertándome del asunto. Al día siguiente me presenté en el hospital. Estuve con la familia de José. Incluso accedí a unas fotos del agredido recuperándose en la UCI.
El viernes hablé con José en su casa. Se pasa todo el día sentado, viendo la tele. No puede leer ni un párrafo de todos los libros de historia que antes devoraba, no recuerda ni lo que comió ayer, no se le puede mandar a hacer la compra al 'super', si sale a la calle es posible que no sepa volver a su casa. Puede hablar, pero su mente tiene numerosas lagunas. A su bar no ha vuelto. Ni volverá. No puede. Le han cortado la vida. Mientras tanto, los dos policías, padre e hijo, están en su casa, con el prestigio de todos sus compañeros manchado y a la espera de juicio. Uno se pasó unos días en la cárcel, el otro ni eso. Ambos no tienen ni placa ni uniforme, aquel uniforme del que tanto habían presumido. Verdad, ¿señor comisario?
3 comentarios:
que poca verguenza tiene usted, no sab�a que ese hombre anda de bar en bar bebiendo sin parar desde el d�a que le dieron el alta del hospital?. Le ha preguntado usted a ese se�or la verdadera raz�n de porque no abre su maravilloso bar?. ha intentado usted un acercamiento a la otra parte a esa que tanto desprecia y desprestigia para saber si lo que cuenta ese hombre es cierto?. Se ha interesado usted en visitar linares y preguntar al azar a cualquier ciudadano con que clase de familia esta usted tratando?.Pues primero informese usted bien y no eche tanta mie... por la boca, porque est� usted dando una iformaci�n totalmente erronea.Que pasar� con estos comentarios de los cuales se siente usted tan orgulloso cuando la justicia destape la verdad y se vea que esos dos policias son inocentes, y sus familias est�n destrozadas por culpa de una familia que solo busca dinero?
Lunaro te estás cubriendo de algo que va a oler muchísimo en tu carrera profesional. Tendrás después que venir a Linares con la cabeza muy agachaica como periodista porque...:
1º.- Cómo sabes que olía a alcohol en la noche de Viernes Santo en el bar? Lo mediste tú con un alcoholímetro?
2º.- Cómo sabes que alguien dijo "mátalo, mátalo", si no estabas ni tú allí ni hay una prueba de que eso se produjo???
3º.- Cómo opinas sobre un hecho sin que haya sido comprobado?
4º.- Tendrás narices a comprobar si la hermana del presunto agredido, que trabaja en la UCI del centro hospitalario de Jaén, hizo las fotos con autorización del propio centro?
5º.- Sabes que la hermana ha cometido un delito contra la protección de datos del paciente por publicar imagenes internas de un paciente? (y eso, sí que debería haberte hecho pensar que ya puede haber algo 'intencionado', querido informador)
6º.- Opinar te gusta mucho, sobre todo contra lo que no sea socialista. Pero es que en este caso no hay política ninguna. ¿Cómo resolverás ante la audiencia de Canal Sur tus enormes errores de interpretación, comprobación y desarrollo de la información? Porque es que, entre otras cosas, he copiado los archivos temporales de tu blog por si se te ocurre borrarlos, para mandárselos a tus jefes de Sevilla, y donde trabajes después, para indicar "cómo trabajas y cómo tratar la presunta inocencia de las personas".
Imperdonable. La verdad te va a joder muchísimo...
Mándales a mis jefes lo que quieras, pero no te preocupes: mis jefes leen mi blog. Por cierto, ¿por qué no dices quién eres? Eres casi tan valiente como el que pegó a José...
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