Es muy fácil hablar de la educación de hoy. Lo difícil es determinar cómo acabará mañana. En cuanto a lo que pasa hoy, hay datos irrefutables, como el famoso informe PISA, donde España está a la cola de la educación en toda Europa. Los niveles de fracaso y absentismo escolar son altísimos, se ha llegado a niveles de permisividad que hace muy pocos años eran impensables y el futuro pinta muy negro, por desconocido y por negativo.
Al margen de las estadísticas, hay cosas que dan que pensar. Yo me licencié en la universidad hace 12 años, no mucho tiempo. Si yo, por ejemplo con 16 años, hacía más de cinco faltas de ortografía en un examen, me suspendían. Y nadie lo discutía. Hoy una profesora amiga mía me cuenta que esas cinco faltas te las encuentras en la primera línea de cualquier texto. Las redacciones que hacen los estudiantes se parecen más a un mensaje de móvil que a otra cosa. Pero lo más grave es que esa profesora tiene prohibido suspender a nadie por la mala ortografía.
Otro ejemplo. Un joven la arma en clase e impide el normal desarrollo de una hora lectiva. Con mis 16 años, lo normal es que es joven saliera de la clase. Mejor que esté fuera sin hacer nada a que dificulte a los que queremos aprovechar nuestro tiempo. Pues bien, hoy eso también es impensable. Cualquier expulsión de clase tiene que pasar por el 'consejo escolar' y normalmente la política es que nadie haga pasillos, que se destine a los conflictivos a otro tipo de aulas y que se les tenga ocupados de otra manera. Un ejemplo más de la autoridad del profesor totalmente mermada.
Más cosas, en este caso de otra profesora amiga mía. Me refiero al famoso 'plan de calidad' de la enseñanza de Andalucía. Se asocian incentivos para los profesores con aprobados. Una manera muy triste de engañarse a uno mismo engordando las estadísticas con clembuterol. Mi amiga no sabe qué hacer, pero lo que tiene cada vez más claro es que los profesores son el conejillo de indias ante la sociedad. Son el eslabón más débil de la cadena educativa, donde el padre considera que su niño es un encanto, donde el niño le tira cosas al profesor y donde el profesor es el que recibe de todas partes.
Yo no digo que tengamos que pasar al famoso discurso de 'la letra con sangre entra', pero la autoridad del profesor debería estar fuera de toda duda. Y si el profesor considera que un niño debe irse a casa, sus razones tendrá. Si el profesor decide suspender por faltas de ortografía, cosa que es totalmente razonable, lo debería hacer sin que tuviera ningún comité de supuestos expertos cuestionando años de experiencia.
Ayer acudí a un colegio en un pueblecito cercano a Jaén que no llegaba a los mil habitantes y daba gusto ver a los alumnos. Todos saludando, dando las gracias, guardando una educación y unas formas mínimas. Y es que en los pueblos todavía se le guarda respeto al maestro. El 'señor maestro' es una figura a venerar y a escuchar. Si el profesor no es considerado ni escuchado, vamos a crear una sociedad de monstruos incultos, de paletos que no tendrán criterio ni para opinar, ni para actuar, ni para votar. No soy partidario de los métodos tradicionales, sino de saber utilizarlos en su justa medida. El respeto a la autoridad es uno de ellos. Y eso es más democrático que dejar que una panda de energúmenos campe a sus anchas por el instituto. Porque un país sin escuela no es un país libre.
7 comentarios:
En esta ocasión tengo que reconocer que mi abuelo tenía razón. "Si el niño se tuerce, se le dice lo que hace mal. Si se sigue torciendo, que se lo diga el cinto..."
En los chicos de la ciudad, se ha perdido el respeto y el valor del colegio...en cambio en zonas rurales, donde el chico realmente quiere aprender, superarse, alli el profesor y la escuela es de un valor incalculable.....saludo grande!
No ha disminuido la autoridad del profesor: sencillamente, ha desaparecido por completo.
Saludos,
Diego
Estupendo y brillantísimo comentario con el que estoy totalmente de acuerdo. Dos hermanos son profesores y sé por qué lo digo.
Siempre, siempre, siempre.
B.
menos mal que quedan gentes de izquierdas, honestas, libres y no sectarias, ya que si lo digo yo, que trabajo en una diputacion socialistas me tachan de facha. !!!!Viva la democracia desde la izquierda!!!!
Yo aún diría más: viva la democracia
Tienes razón, pero ya no hay vuelta atrás. El maestro ya no recuperará la autoridad pretendida de antaño (que también se prestaba para cometer abusos)y en los países subdesarrollados la situación todavía se agrava más por la falta de preparación de los maestros, sin autoridad e ignorantes..¿a dónde vamos a parar?
Sin embargo, así como hay desarrollo en tantas áreas, supongo que surgirá una nueva etapa de evolución en la docencia o al menos mantengo la esperanza... ¡que queda!
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