La ONCE ha recibido un Premio Príncipe de Asturias de la Concordia con todo merecimiento tras 75 años de trabajo para los ciegos y en los últimos años para los discapacitados. Así que me debo quitar el sombrero ante la incesante labor que ha hecho esta organización que he podido conocer por dentro, gracias a que firmé mi primer contrato de trabajo con Onda Cero e hice de lector de libros para aquellos que no los pueden leer y no quieren el engorro del lenguaje ‘braille’. Sin duda, hoy un ciego en España tiene muchas más posibilidades que una persona del resto del mundo con su misma discapacidad, ya que aquí tenemos una Corporación Empresarial ONCE que está hecha para que no sea tan difícil para cualquier afiliado encontrar trabajo.
Pero también hay otra cara. Los vendedores del cupón están constantemente presionados para alcanzar un nivel de ventas exigido, el laberinto burocrático que hay allí es casi el de un ministerio, los mismos trabajadores de la entidad no gozan de derechos y salarios que sean presentables, la ONCE imprime más cupones de los que pone en venta para que así no toque todos los días y la entidad pueda ahorrar dinero. Por otra parte, la ONCE hace una práctica muy similar a El Corte Inglés, que es tener a los medios de comunicación silenciados por la pasta que les unta a través de grandes campañas publicitarias. Por lo tanto, enhorabuena por el premio, pero sin entusiasmos.
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