LA IGLESIA NO HACE MILAGROS

El celibato obligatorio “no es un dogma de fe y puede ser discutido porque es una tradición eclesiástica”. Así lo asegura el recién nombrado Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin. Me estoy refiriendo al número dos del Vaticano después del papa, nada más y nada menos. Recordemos que el pontífice ha roto muchos tabúes de la Iglesia Católica. Un ejemplo es la frase siguiente: "Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El catecismo de la Iglesia Católica lo explica muy bien. Dice que no deberían ser marginados por ello, sino que deberían ser integrados en la sociedad”. "El problema es hacer lobby con esta orientación, o los lobbies de gente codiciosa, los lobbies políticos, los lobbies masones, tantos lobbies... Este es el peor problema".

“Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: diálogo, diálogo y diálogo”. Se mete con los gobiernos para que se apliquen más en los problemas sociales. ¡Y hasta defiende la laicidad! “La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”.

Pero como no es oro todo lo que reluce, tengamos en cuenta que la Iglesia, de momento, no hace milagros. No sabe y no quiere. Porque Francisco, del cual nos han vendido que es “el papa bueno”, no se sale un ápice en otras cuestiones. A saber: no al aborto, no a la eutanasia, no al sacerdocio femenino, no al matrimonio homosexual, no al preservativo, aunque prevenga el SIDA… Definitivamente, los milagros sólo los hace dios. Y como para mí no existe, no creo que existan los milagros.