LA LEY NO ESCRITA DEL FÚTBOL

En el fútbol y en la vida, la ley más fuerte y la más valiosa es la ley no escrita. Simplemente porque está tan asumida e interiorizada por todos que no hace falta ni plasmarla en un documento. Y la ley no escrita dice que no se puede festejar un título sin haberlo ganado del todo y que, en un equipo, cuando se celebra algo, los protagonistas son los jugadores. El presidente y el entrenador deben mantenerse al margen porque así lo dicta la ley no escrita del fútbol. Claro que hay algunos dirigentes que todavía no la acaban de entender...

Ramón Calderón saltó al césped de La Romareda totalmente fuera de sí. Con un afán de protagonismo impropio del "señorío y el saber estar madridista", el máximo mandatario blanco dio la vuelta al campo y alzó los brazos ante los seguidores de su equipo como si fuera un forofo más y como si hubieran ganado ya la Liga. Repartió sonrisas, atendió a los medios sobre el césped, agitó banderas e hizo toda suerte de fantochadas mientras los jugadores estaban en el vestuario celebrándolo al margen del presidente. Mientras tanto, los medios de comunicación, más atentos a complacer al club que les da de comer que a informar con rigor, apenas han dado importancia a la payasada de Calderón.

Pero eso no es todo. Al margen de su vuelta al ruedo, Calderón se puso a decir incoherencias. Por ejemplo, que "dios está con nosotros". Claro, y la virgen, y hasta la diosa Cibeles si estuviera en la mitología bíblica. Y que habría que retener a Beckham en el Madrid. Todo, meses después de afirmar que el inglés se iba a Estados Unidos "a ser un medio actor" y decir que "había toreado al club". Pues bien, ahora le compara con Di Stefano. Menos mal que el representante de Beckham ha puesto a Calderón en su sitio. Si es que estos presidentes son como niños... Niños grandes, claro.

Y me da pena hablar así de Ramón Calderón. Es un tipo que me cae bien, me parece un buen presidente, tiene un gran equipo a su alrededor, muchos de los que trabajan con él son amigos míos... y me da pena que pasen estas cosas. Por muy partidario que pueda ser de Ramón Calderón, no puedo permanecer indiferente. La penúltima vez que un presidente bajó al césped de La Romareda a darse un baño de multitudes fue cuando el valencianista Jaime Ortí se puso una peluca a lo 'The Jackson Five'. La última ha sido con Ramón Calderón disfrazado de fanático madridista con corbata.