Llegas a la basílica de Montserrat y lo primero que ves antes de entrar es una frase en piedra de Mossèn Torras i Bages: "Catalunya serà cristiana o no serà". Una vez caminas y contemplas en el templo todas las capillas y referencias cristianas algunas de ellas tienen tantas cruces como bandeas de cuatro barras. No en vano son miles los que pasan por allí a rendir honores a la virgen, la 'Moreneta', patrona de Cataluña. Históricamente siempre la extraña y milagrosa montaña de piedras curvas ha sido un refugio político de todo aquel catalanista conspirador que se precie.
Hace pocos días que el Abad de Montserrat dijo sin ambages que si Cataluña se segregase del resto de España, "un eventual estado catalán sería conocido por el Vaticano". La noticia llegó a Roma a través de la Nunciatura Apostólica en España, la misma vía por la que ha llegado la rotunda respuesta. En el breve texto hecho público por la Conferencia Episcopal Española, la propia Nunciatura es la que “quiere precisar públicamente que las mencionadas declaraciones del Abad son opiniones de su exclusiva responsabilidad personal y no reflejan en absoluto la posición de la Santa Sede”. Y es que Francisco ha reflexionado. Ya está bien de lanzar maná y de abrazar a todo el mundo. La Iglesia sigue siendo Iglesia.
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