Hace tiempo que muchos hablan de Telemadrid como panfleto político. Yo puedo presumir de haber conocido ese canal autonómico cuando innovaba, entretenía e informaba, mejor o peor, pero informaba. Cuando los ‘Telenoticias’ los presentaba Hilario Pino, cuando no había tertulias casposas conducidas por la insoportable Curri Valenzuela. Cuando los deportes los ofrecía José María del Toro o Javier Reyero, bajo la dirección de Siro López. Cuando teníamos “Madrid Directo”, con el gesto simpático de Inmaculada Galván, una fórmula televisiva blanca y agradable que luego fue profusamente copiada Cuando había debates que combinaban la calidad, el buen trabajo periodístico y la polémica bien entendida, como “Todo Madrid” de Juan Ramón Lucas. Cuando El Gran Wyoming la liaba cada madrugada con “La noche se mueve”. Y con el atrevimiento de la cadena “La Otra”, su gran alternativa fresca, moderna y cultural.
Pues bien, como la mayoría de madrileños sabrán, su radio y su televisión han caído en picado en calidad y seguimiento gracias a la politización cada vez mayor de sus programas, y a la merma de trabajadores y medios que no merecen ni los profesionales ni los ciudadanos. La Telemadrid perpetrada por paletos, incultos y creadores de odio se empezó a forjar desde que Esperanza Aguirre inició su etapa de presidenta regional. Y así hasta hoy
En estos días hemos llegado a unos niveles de bajeza impresentables a causa de un reportaje que debería ser mostrado a los estudiantes de periodismo como lo que nunca se debe hacer. Primero, por empezar con un texto que se sumerge en el fango de la demagogia zafia, que alienta generalizaciones injustas y que provoca odios entre hermanos: “La propaganda estalinista lo creó, los nazis lo perfeccionaron, y hoy se apodera y nos articula sin que muchos sean conscientes. Obsesionado por imponer su lenguaje vive el nacionalismo".
Segundo, por coger el rábano por las hojas. Es decir, coger un fenómeno cierto como los eufemismos al referirse a temas delicados, con el único fin de atacar al nacionalismo catalán que, salvo excepciones, se ha caracterizado siempre por su apuesta por la paz, la democracia y el diálogo. En otras palabras, querer dar la enjundia de “reportaje de investigación” a lo que no deja de ser echar basura sobre personas, culturas e ideologías.
Y tercero, porque 'Zoom Telemadrid' no pone el micrófono a la otra parte, al que piensa diferente, un error de bulto para cualquier periodista que se precie. A los catalanes, a los vascos y sus representantes políticos e intelectuales se les pone la mordaza de entrada, con la cual la tesis que se plantea no puede cambiar. Por lo tanto se niega un principio básico del periodismo, como es el contraste de puntos de vista. Además, a mi modo de ver, jamás se puede iniciar un reportaje con un postulado cerrado: la vinculación de los nacionalismos catalán y vasco con los estalinistas cuando hablan de ”propaganda” y con los nazis cuando crean el concepto de “espacio vital”.
Si alguno de los estudiantes a los que me refiero quieren comprobar lo que jamás se puede hacer en televisión, que haga click aquí.
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