“El pesebre es nuestro único objetiiiiivo, Real Cluuuub Pesebróoooon, Pesebróoooon”. Así era como parafraseábamos algunos periodistas de Barcelona los generosos pesebres que nos ofrecían algunos clubes o entidades deportivas. La frasecita estaba extraída del himno del Espanyol. Cuando pasé a Madrid allí me enteré que invitar a periodistas para “comprar” sus elogios recibía el nombre de “gañote”.
Ahora bien, lo que ha hecho Iberdrola como patrocinadora de la roja invitando a grandes columnistas vistiendo la camiseta del equipo de Vicente del Bosque y con la cara pintarrajeada llevaba a la vergüenza ajena, sobre todo cuando se les veía antes de la manita que nos hizo Holanda antes del partido en dos planos televisivos donde aparecía el ex político socialista y actual director del diario Público, José María Crespo, en conversación con Luis del Olmo.
Fíjate bien. Arriba a la izquierda, José María Pérez Henares, Nacho Rodríguez Burgos, miembro habitual del equipo de Carlos Herrera, que aparece en un tweet que manda Pepe Oneto, que está sentado en primera fila, de izquierda a derecha, con Olga Viza, Melchor Miralles, el propio Oneto y Pablo Sebastian. Justo en la fila segunda nos encontramos con José Antonio Vera, presidente de EFE, al cual se le notaba una tensión informativa espectacular, y luego otro jefazo de pie y más atrás del todo, que es el director general de Servimedia. En general, todo muy razonable.
En otra foto encuentro a Fernando Jaúregi y Carlos Herrera, subida por Pepe Oneto a tweeter, y hay un aficionado haciendo el saludo nazi y otro con el puño en alto (¿?). Esto es armonía y lo demás son tonterías. Todo son repartos de favores y agradecimientos a periodistas para defender los intereses de la eléctrica, que es la menos interesada en la exploración de fuentes alternativas. Aún así muchos de los periodistas que salen en la foto, empezaron a mover la noticia sobre investigaciones contra Iberdrola por “manipulación fraudulenta de los precios de la electricidad”. En cualquier caso, un periodista normal no puede aceptar un vuelo charter, entrada y tres noches de hotel para ver un partido de fútbol ni en Brasil ni en el pueblo de su madre. Y más con la basura de Mundial que nos ha tocado aguantar.
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