martes, diciembre 31, 2013

BORRACHERAS Y VÓMITOS PARA RECIBIR EL AÑO

¿Preparados? ¿Listos? ¡Ya! Suena la última campanada y España entera, acostumbrada a la miseria, malgasta lo que no tiene para correrse la gran juerga al menos por una vez al año. La orgía de excesos en cubatas, rones, licores, brandy, ginebra, vodka y los turrones que faltaban, crean una riada de gente que va rodando por la calle dándose farola con farola, y diciéndole al otro que es el mejor amigo que ha tenido durante el año aunque casi no le conozca de nada.

Los chicos de la pubertad, entre grano con pus y grano con pus, irán impecablemente trajeados con el nudo de la corbata hecho por sus respectivos padres para salir del pub riéndose de no sé o qué se yo o de las pastillas que se han tomado, con los bolsillos vacíos y sus sexuales expectativas vencidas por aquella medio mujer soñada que capta olores masculinos que mezclan perfumes de imitación y aliento a vodka. Apelarán a su masculinidad para competir por la más deseada y monumental y la "tía buena" de turno. La única que consigan será la que esté más borracha que ellos.

Y las chicas más jóvenes y bellas, minifalda y tanga en ristre, tendrán que ser ayudadas por alguna amiga que las cogerá por la frente para que echen las uvas, la cena y la recena lo más rápido posible. Las caras alegres y pintadas como una puerta y los vestidos de brillantina, se volverán en palidez, lápiz de labios corrido y ropa descosida porque la compraron en el Zara. El amanecer de Año Nuevo para estas lindas damas oscilará entre lo patético y lo "friki". Amanecerán en una casa desconocida sin saber ni con quién han estado ni qué han hecho y con la única seguridad de un señora resaca.

Todo en nombre de un año nuevo donde esos jóvenes serán un poco más ignorantes que en el anterior, seguirán dando patadas al diccionario en un examen y quedarán absorbidos por las redes sociales, las tablets y las libertades disfrazadas de falsos ideales. ¿Y sus padres? Algunos trabajando y otros no, pero sin salir a la calle a protestar y sin hablar con sus hijos e hijas, muchas de los cuales se verán obligadas a alumbrar nuevas vidas no deseadas.

Las alfombras o tapices de nuestros hogares deben ser sustituidos por los vómitos de los “cuñaos” de turno en medio de matasuegras y serpentinas. Las calles se inundarán de bilis que a lo largo del día se hará sólida. La labor encomiable de los trabajadores de limpieza de los ayuntamientos consistirá entonces en ponerse una máscara para repeler olores de desórdenes estomacales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

lunaro hecho de menos el tema de la leche muuuuuu

Anónimo dijo...

échalo con h....así a lo mejor te hacen caso...