Me habló de ello esta mañana el subdirector del programa de televisión en el que trabajo ('Andalucía Directo' de Canal Sur) y me quedé con cara de póker, llamé al hospital y no me encontraron un médico neurólogo que me lo explicara, pero a quien sí pude localizar fue a una señora que es todo un ejemplo. Hablo de Carmen López, una preciosa mujer de 73 años que nos demuestra que una dama madura puede ser bella en todos los sentidos. Carmen tiene Sindrome de Piernas Inquietas (SPI), cuyos enfermos han tenido que montar una asociación para que la gente se entere de lo que es esto (ver web de AESPI). Se trata de que los médicos de cabecera no se lo tomen a broma o de que manden a los pacientes de SPI al neurólogo, en lugar de recetar calmantes o tonterías.
Sólo decir, para que la gente lo tenga claro, que el SPI es un trastorno neurológico hereditario y que de momento es crónico porque no se ha encontrado curación. Los síntomas pueden ser un cosquilleo constante en las piernas, un dolor en las extremidades o un temblor casi imposible de controlar. Carmen está levantada "más pronto que una monja de clausura". "Cuando pongo la tele por la noche a la media hora mis piernas me llevan a la cama, pero sólo puedo dormir 15 minutos así que me pongo a dar vueltas por la casa", me cuenta. No puede ver una película en el cine, tirarse una tarde leyendo un libro... ¡ni comer un poco de chocolate! Lo más indignante de todo es que a veces se han reído de ella con chistes de dudoso gusto como "te ha dado por bailar" o cosas parecidas. Pero Carmen le pone siempre una sonrisa a todo y hoy me ha dado una lección. Gracias.
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