No sé que tiene Jaén. Al principio, cuando me anunciaron que iba a trabajar aquí, sentí recelo. Más tarde, descubrí que me iba acunando, aunque yo venía con otra velocidad. Hasta la mala leche que se gastaba aquí era distinta. Su retranca no era lo de otros sitios. Un poco después me enamoré de una 'jaenera'. Hacer un reportaje diario de lo que pasaba en este mar de olivos me formó como persona y me permitió conocer realidades especiales. Volveré al tajo, por supuesto.
Me metí en una semana santa, en las tradiciones y este año, con mi enfermedad a cuestas, me he sumergido en el carnaval. Ya me han dicho que la NBA de la chirigota está en Cádiz y no en Jaén, pero precisamente ha sido una comparsa de Jaén la que me ha tocado el alma. A través de este pasodoble de Alberto Rueda Torres, 'Los hijos del fuego' han conseguido que se me salten literalmente las lágrimas. Así, como suena.
Mezcló la valentía con el miedo
sabiendo que su cuerpo le fallaba
buscando con sus manos en su pecho
María suspiraba.
Notó la diferencia que crecia
y echándole narices a la tristeza
mirándose al espejo se decía
que ella ganaría esa guerra.
Y va con su pañuelo por melena
que hasta le aplauden las aceras
que no hay señora más bonita
en la ciudad.
A sus amigas dice Maria
que no se olviden que hay que revisarse
y que algún día les mostraría
la asociación de lucha contra el cáncer.
Y es su tormento que los gobiernos
gasten millones en gloria y poder
y no se implican ni investigan
por salvar a tantos enfermos
pero María cada día
para el mundo es un ejemplo ¡ay!
de lo que vale una mujer
1 comentario:
Soy Alberto Rueda Torres, autor del pasodoble de Los hijos del fuego. Intenté ponerme en contacto contigo via facebook, pero o no has visto mi mensaje, o se ha perdido por el cyberespacio.
Solo quería darte las gracias por la difusión y decirte que me alegro de que te gustara tanto y de que estés mejor.
Un abrazo
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