LA CLAVE DEL FRACASO ES INTENTAR AGRADAR A TODO EL MUNDO

"No sé cuál es la clave del éxito, pero la clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo". La frase es del famoso showman norteamericano Bill Cosby, pero yo la firmo al 100 por 100. Especialmente cuando contemplo a personajes como nuestro augusto presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que implora a Dios Nuestro Señor delante de una manada de ultra católicos norteamericanos llamados 'The family'.

Y ahí está Zapatero, encantado de haberse conocido, deseoso de un encuentro cordial con Obama, diciéndole a los ultra católicos yankis lo que quieren oír. Sabe que mucha gente le escucha y quiere hacerse uno de los suyos y suelta perlas como esta: "España es una nación (...) sobre todo cristiana, como ha caracterizado desde Latinoamérica Carlos Fuentes a nuestro país". Con citar al sociólogo mexicana se quita de encima la frase, pero ya la ha soltado en su discurso, que te adjuntamos completo aquí.

Es divertido porque, antes de los comicios de 2008, el PSOE en su programa electoral hablaba de una promoción activa de la separación entre Iglesia y Estado, es decir de la laicidad. Luego observas declaraciones de la vicepresidenta del gobierno en ese sentido y todo parece ir por el mismo camino... hasta que llegan los hechos.

¿Cuáles son esos hechos? La nueva ley orgánica de libertad religiosa, cuyo anteproyecto ya está en el horno, no pretende suspender las ayudas públicas a la Iglesia Católica que sólo en 2008 fueron de... ¡5000 millones de euros! Tampoco pretende denunciar el concordato entre el Estado y el Vaticano de 1979, que asegura el sostenimiento económico de la Iglesia Católica. Según Onda Cero, que ha tenido acceso a ese anteproyecto, los eufemismos se multiplican a la hora de expresar cualquier concepto. Por ejemplo, a la reforma del aborto se le llama reforma "de salud sexual reproductiva". Y sólo se atreve a potenciar lo que se califica como "símbolos civiles y comunes de carácter cívico", en la mayor parte de lugares públicos.

Y ahí nos quedan los 15 minutos de gloria de ZP ante el facherío yanki ultra católico. 15 minutos de supuesto triunfo denostados por gente que no son precisamente altavoces de la derecha como el periodista Iñaki Gabilondo o el dibujante Peridis. Y menos mal que Zapatero no sabe inglés porque igual ayer hubiera hecho su discurso con acento mexicano, como Aznar.