Es curioso, pero siempre nos quejamos. Pase lo que pase. Nos quejamos del calor porque pasamos de los 40 grados, pero es verano y el calor es normal. Nos quejamos del frío porque rozamos los 0 grados, cuando es invierno y el frío es lo normal. Nos quejamos de la lluvia, cuando forma parte de la naturaleza y nos trae agua, algo de lo que andamos muy escasos. Nos quejamos porque nuestra casa está mal acondicionada, cuando la noticia es que tenemos casa. Nos quejamos del tráfico, cuando lo interesante es que tenemos coche. Nos quejamos de que no nos saludan, cuando no tenemos por qué pedir la estima de los demás. Nos quejamos de todo lo que pasa...
Señalamos al vecino como si nos creyéramos con el derecho de gobernar su vida. Sabemos más que él y somos como el 'doctor ciruela', que era analfabeto y montó una escuela, o el 'doctor liendres', que todo lo sabe y nada entiende. No sabemos explicar lo que somos, pero sí explicamos lo que es y deja de ser el vecino. Nos creemos con el derecho de ponernos la toga y llevar la peluca blanca 'dieciochesca' y el mazo con un escudo que bien podría representar nuestro insigne apellido.
Parece que nos guste tener problemas. Protestamos por todo lo posible. No nos damos cuenta de que a nuestro alrededor hay un mundo falso, un gigante con pies de barro que se desmorona. Vivimos en un mundo de mentira, de cartón piedra, cuya duración está determinada por unos ciclos naturales que no importan. Son los mismos ciclos que deciden cuándo nacemos y cuándo morimos. Así de simple. Mientras media humanidad muere de hambre, nosotros nos obstinamos en un eterno empacho, en una fiesta falsa que refuerza nuestra vanidad y soberbia.
Tampoco se trata del conformismo porque sí, pero también podemos relativizar las cosas. ¡Qué demonios! Tengo trabajo, techo propio en dos ciudades maravillosas, techo ajeno en unas cuantas más, una persona especial que es el mejor techo posible en cualquier momento, puedo caminar con mis dos patas, mis cinco sentidos están perfectamente... Quejarse es el deporte nacional. No ver lo que tenemos delante nuestro, también.
2 comentarios:
Cuanta razón tienes. Parece que, cuando tenemos todo solucionado, buscamos nosotros problemas para regodearnos en la "tragedia"... Aparte de quejarnos, creo que poco más sabemos hacer.
Gracias Alberto
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