viernes, agosto 15, 2008

RÉMY ES DUEÑO DE SU VIDA Y ASÍ HA EJERCIDO

Rémy Salvat, a sus 23 años, nos ha dado una lección. La libre decisión de una persona de quitarse la vida porque no puede aguantar más el dolor de una rara enfermedad degenerativa que de tan rara que es todavía no sé ni su nombre (lo único que he visto es "enfermedad mitocondrial rara") abre nuevamente el debate sobre el derecho a una muerte digna, el que podamos hacer lo que queramos con nuestro cuerpo, el que la sanidad pública nos proporcione los medios para acabar con nuestra vida si es que ésta es insoportable y está debidamente acreditado por informes psicológicos, periciales o del tipo que sean.

El caso es que Rémy escribió una carta al presidente francés Nicolas Sarkozy pidiéndole ayuda para poderse suicidar sin sufrimiento y acabar ya con todo. Sarkozy hizo lo que un político debe hacer. Es decir, responder a los ciudadanos. Aunque en este caso no le dijo a Rémy lo que quería escuchar. El mandatario francés le habló de "razones filosóficas" para argumentarle que "no nos corresponde, que no tenemos derecho a interrumpir voluntariamente la vida". Una respuesta que yo no comparto pero que respeto. Insisto, como mínimo un político responde las quejas de un ciudadano. Algo que no todos hacen. Eso sí, ante esa respuesta Rémy Salvat decidió poner fin a su vida a base de pastillas. Una solución con padecimientos cuando todo podía haber sido mucho más sencillo.

Bueno, antes de dejar mi opinión y dar paso a la vuestra (podeis dejar los comentarios que querais), pongo unos cuantos links que os pueden ser útiles. Primero, la noticia que publicó 'El Mundo', que da una visión general bastante buena. Más cosas. Un vídeo con una sensacional entrevista con la madre de Rémy hecha en el informativo de France 2. La señora asegura que desconocía la intención de su hijo y que hubiera intentado convencerle para que no se quitara la vida. Por otro lado, teneis una interesante debate en la emisora francesa Europe 1 que deja bastante claras las dos posturas sobre el asunto. Subrayo también la mala uva de algunos medios franceses que deciden titular 'Un joven se suicida después de haber escrito a Sarkozy'. Y por último un blogger de las tierras del Ebro publica algunos documentos interesantes.

Bueno, dejo mi punto de vista y partir de ahí sugiero un interesante debate en el bloque de comentarios. Creo que deberíamos atender el derecho al suicidio asistido siempre que se acredite que los sufrimientos son insoportables. En general, el derecho a una muerte digna debería estar fuera de duda, porque cada cual tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Vamos, que sobre el cuerpo de cada uno no decide ni dios. Rémy es dueño de su vida y así ha ejercido.

10 comentarios:

María Martín Calvo dijo...

Has elegido un tema muy complicado, aquí entran temas religiosos y morales. Sinceramente creo en la eutanasia como medio para morir dignamente. No creo que sea suicidio como tal, ya que quien pide llegar a ese extremo es gente que no lo puede hacer. Así que debemos abrir la mente y pensar, ponernos en el pellejo de, en este caso, este chaval... a ver a qué conclusión llegamos.

Salud, Saludos y PAZ.
Siempre vuestra, Lía.

lo llaguter dijo...

Javier: No seré jo qui posi límit al suicidi. Penso que no hi tinc cap dret i és un tema personal de cadascú.

Però també penso que aquestes persones han de morir en la solitud per culpa d'una legislació amb més connotacions morals que ètiques.

Recorda el cas de la Chantal Sébire:

http://locarrerdelriu.blogspot.com/2008/03/eutanasia-si-o-no.html

No tenia dret a morir envoltada de la seva família?

Tot això els porta a morir d'amagat. Al patiment per la malaltia sel's suma el patiment a causa de la in-justícia.

lo llaguter

María Martín Calvo dijo...

no entiendo lo escrito en el comentario anterior...

yinyang mason dijo...

Gracias a Lia y a Lo Llaguter por vuestros comentarios.

Recuerdo que el idioma vehicular de este blog es el castellano, y que los comentarios son en el idioma en que cada uno se sienta más cómodo y libre.

Eso sí, existe la desventaja de que una parte de los bloggers no te entiendan.

Unknown dijo...

Me cuesta mucho plantearme el tema del suicidio. Supongo que tengo algún motivo para ello.

Por un lado, pienso que siempre hay que tener un motivo para seguir viviendo. Aunque solo sea la curiosidad, como dice mi amigo Germán.

Pero claro, esos motivos tienes que encontrarlos tú mismo. Y sentirlos. Y si lo único que sientes, después de mucho pensarlo, es que quieres morirte, no creo que nadie tenga derecho moral a evitar que acabes con tu vida. O a que alguien te ayude a acabar con ella.

Creo que los gobernantes deberían estar más atentos a legislar y a controlar otros asuntos que no sean la vida -y la muerte- privada de cada cual.

yinyang mason dijo...

Noelia, con el debido respeto, creo que estamos ante un tema donde están en juego derechos y libertades fundamentales, y ahí los gobernantes tienen mucho que decir.

Charro dijo...

Creo que el principal problema sigue siendo que el Estado tiene la obligación de velar por el derecho a la vida. Esto, que en principio nos parece tan lógico, es lo que complica casos como el del chaval francés. Si el Estado tiene que defender el derecho a la vida de sus ciudadanos, no puede permitir que nadie atente contra la vida de nadie. Incluso cuando es uno mismo el que quiere matarse. Es muy complicado. Y, además, habría que tocar la Constitución. Y ya se sabe que cuando se dice de modificar la Constitución la cosa se complica todavía mucho más de lo habitual.

yinyang mason dijo...

Lo que pasa es que la Constitución es una especie de piedra sagrada donde las letras han sido previamente esculpidas y que no se puede modificar para nada.

Charro dijo...

Exactamente. En cuanto se habla de tocar la Constitución... se lía la de San Quintín... aunque ya se han modificado algunas partes de la Constitución sin que haya pasado nada: creo que ocurrió cuando entramos en la Unión Europea o cuando ratificamos tratados supranacionales estilo Maastrich (se escriba así?). Y no ha pasado nada.

yinyang mason dijo...

Una reforma constitucional no es ninguna tragedia, efectivamente