viernes, octubre 18, 2013

MEMORIA HISTÓRICA Y VERDADES COMO PUÑOS

Como todo el mundo sabe, recuperar la memoria histórica es positivo para no repetir antiguos errores y para que las viejas heridas se cierren de una santa vez. Sin embargo, hay gente que se empeña en enterrarla y en manejarla desde un bando o desde el otro. Se me ocurre, por ejemplo, el día en que decidieron demoler toda la vieja cárcel de Jaén sin rescatar los muchos huesos que había ahí dentro. Y todo para construir un museo íbero que ahora mismo está inacabado porque no queda un céntimo. Por lo tanto, tenemos una falta de respeto hacia el que quiere enterrar a sus familiares con dignidad y también otra falta de consideración por el rico pasado íbero de Jaén, ya que al final no ha habido ni huesos ni museo.  Muchas familias no han podido homenajear a sus antepasados como es debido, al margen de ideologías, y todos nos hemos quedado sin museo. Por consiguiente, ha habido una gran chapuza y punto.

Hay muchas maneras de plantear la memoria histórica. Como acabo de exponer de la forma más cutre, o también desde el rigor bien combinados con la experiencia propia. Porque, al fin y al cabo, como la historia la escriben sólo los vencedores, quedan nuestras propias historias cotidianas que juntas todas conforman nuestra gran historia colectiva. Y un ejemplo brutal es el de uno de los presentadores más atractivos y profesionales de la televisión pública andaluza. Se trata de Jesús Toral y pongo por delante que no voy a ser objetivo porque es amigo mío. Su libro ‘El olor de la chirimoya’ me ha transportado a los años de la posguerra en Otívar, un pueblo de Granada.

Las experiencias están contadas con un realismo y un sentimiento que nos aleja de rojos o nacionales, que nos acerca en cualquier caso a la vida de pueblos y familias humildes, que sólo luchan por sobrevivir y que se agarran con las uñas a lo poquito que tienen. Es una historia verídica de nombres tapados unos y descubiertos otros que nos descubre grandezas y miserias humanas y que nos transporta por un relato tierno al principio y desgarrador al final. Ya va por la tercera edición. Si alguien quiere comprarlo puede preguntar por ‘El olor de la chirimoya’ de Jesús Toral Fernández, de Editorial Círculo Rojo. Es un libro que nos enseña a vivir y a luchar, especialmente para que podamos comparar con claridad de ideas la España desvertebrada de entonces con la España desvertebrada de ahora. Vale la pena leerlo y devorarlo.

1 comentario:

victoriano dijo...


Jesús Toral buen escritor, y un gran compañero donde los haya.