Soy de Barcelona, pero he vivido en Jaén, Madrid, Andorra, Reus y Londres. Me siento aventurero ya que he hecho de todo y tengo todo por hacer. Me mueven los valores de laicidad, tolerancia y respeto. Me siento átomo en medio del universo. Deseo la libertad, la igualdad y la fraternidad. Bienvenidos a mi blog. Está abierto a todos vuestros comentarios.
miércoles, octubre 23, 2013
LOS DERECHOS HUMANOS DEBERÍAN SER PARA QUIEN LOS RESPETE
Yo no sé si los grandes sanguinarios de ETA estaban pensando en derechos humanos cuando mataron a 30 personas cuando estaban en la organización armada vasca. Tragedias colectivas como las de Hipercor o el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco no se pueden considerar jamás como una consideración por los derechos humanos. Eso es violencia de la más cruel en nombre de un pueblo vasco que ha sufrido mucho ya los enfrentamientos entre unos y entre otros. La decisión del Tribunal de Estrasburgo de poner inmediatamente en la calle a multitud de etarras que no se han arrepentido jamás por el horror que han creado pueden tener fundamento jurídico, ya que, de lo contrario, se quedarían entre rejas toda la vida y no el máximo estipulado por el Código Penal y eso parece ser que no respeta a los derechos humanos de los presos.
¿Y qué pasó hace unos años con los derechos humanos de las mil víctimas de esta gentuza? ¿Y sus familias han sido suficientemente compensadas? ¿Y si alguna viuda o algún hijo de algún asesinado se cruza por la calle contra un recién liberado qué le dice? ¿Le debe felicitar por que haya respetado los derechos humanos de su esposo o de su padre? ¿A quién estamos aplicando los derechos humanos? Que nadie se equivoque. Los presos de ETA constituyen auténticas sectas en las cárceles donde están. Son grupos cerrados que tienen a los funcionarios a raya y que en el centro penitenciario disfrutan de privilegios con los que no soñaría ningún preso común. Podrían haber pensado en ello los sesudos jueces de Estrasburgo.
Pero es que la cosa no acaba en ETA. La no aplicación retroactiva de la “doctrina Parot” puede suponer que otros tantos asesinos no vinculados a ningún tipo de terrorismo estén en la calle. Ya mismo podrían respirar aire puro gentuza de lo más siniestro: uno de los que acabó con las vidas de las niñas de Alcàsser, el asesino del ascensor, y diferentes abortos sociales que desde un punto de vista policial son muy difíciles controlar. Estarán libres, en la calle, podrán robar, violar y matar. ¿Y si lo hicieran con algún familiar del tribunal de Estrasburgo? No sé lo que pasaría, pero seguro que se habrían respetado los derechos humanos de esos abortos sociales.
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