Es absolutamente desgarrador el comunicado que acabo de recibir de un grupo de trabajadores de Radio Nacional de España (RNE). El texto, en resumidas cuentas, se refiere a la radio pública estatal como un medio que ha pasado de la imparcialidad y el consenso entre partidos a una radio con 'ticks' oficialistas, manipuladora y poco profesional. La raíz de todo, y eso no es parte del comunicado que vas a poder leer a continuación, es que al director general de RTVE, que incluye RNE, lo elige el parlamento con mayoría de la mitad más uno, cuando en la época de Zapatero se decidió que lo tenían que consensuar dos tercios del Congreso de los Diputados. Por eso nombraron a Alberto Oliart, ex ministro con UCD y para nada perteneciente a la órbita socialista.
Sólo dos reflexiones más. España no puede ser nunca una democracia mientras no desarrolle plenamente el derecho a la libertad de expresión de manera responsable y mientras los partidos políticos sigan mandando tanto, pasándose entre ellos el juguete de RTVE, quitando y poniendo leyes a su antojo para que todo siga igual y con una falta de transparencia que hace que esta democracia encabezada por un rey elegido por un dictador sea para echarla al comedero de los cerdos.
Reproduzco el texto del colectivo 'Salvemos RNE'.
Ante los cambios que está sufriendo RNE en los últimos tiempos, un grupo de trabajadores queremos deciros que esta no es la radio que queremos hacer. Ni queremos esta, ni queremos la de Aznar, ni queremos la de Felipe. Queremos la de los últimos años. Esa que, por fin, era fruto del consenso obligado entre los partidos. Esa en la que la ideología quedó al margen y pudimos trabajar con libertad y con criterios exclusivamente profesionales. Esa que,siendo mejorable, nos situaba por primera vez cerca de los medios internacionales más avanzados y serios. Esa que ha sido reconocida dentro y fuera de España, y por gente de todas las ideologías.
Pero en un solo mes esa radio ha desaparecido. No sólo hemos vuelto a los
tiempos de la manipulación y el sectarismo, sino que se añade algo mucho más
grave: el hundimiento de la calidad. Y eso no tiene nada que ver con
izquierdas o derechas. Desde nuestros sitios asistimos cada día atónitos,
indignados y tristes a cómo se perpetra una radio que es de todo menos
profesional. Una radio hueca en la que vuelve a primar el discurso oficial.
Una radio en la que los temas incómodos para el gobierno desaparecen o son
relegados, y los que son irrelevantes pero positivos para el ejecutivo,
suben a los primeros puestos. Una radio en la que nos saltamos directos y
ruedas de prensa fundamentales y, lejos de poner el grito en el cielo, nos
damos palmadas en la espalda. Una radio de entrevistas pelotas y
superficiales a la derecha y llenas de reproches a la izquierda. Una radio
en la que los presentadores de los informativos (que, en su mayoría, no
tienen experiencia en esa tarea) hacen editoriales y apostillan alegremente
con opiniones, siempre del mismo lado. Una radio en la que hemos pasado de
la exigencia y la seriedad, a la desorganización, el desconocimiento y la
despreocupación.
Pero no sólo ha cambiado la forma de hacer la radio, sino quiénes hacen la
radio. Porque aunque seguimos siendo los mismos, la mayoría están cambiados
de sitio. Volvemos a aquellos tiempos en los que cuando llega una nueva
dirección arrasa con todo y no por razones profesionales como dicen. Porque
¿quién se cree que se cambien todos los editores y presentadores de los
programas e informativos, los nombres de los espacios, las sintonías, o
incluso los jefes técnicos e informáticos sólo por razones profesionales?
¿Todos los que estaban eran malos? ¿Todos los que están ahora son mejores?
Entendemos que una dirección debe rodearse de gente de su confianza, pero
llegar a hasta ese punto no se explica si no es porque quieres poner “a los
tuyos” y volver a utilizar la radio como tu cortijo.
Pues quienes piensan así deben saber que estamos hartos de que a los
trabajadores se nos tenga por un ejército que está ahí para obedecer las
instrucciones de unos o de otros aunque sean opuestas, ilógicas e injustas.
Estamos agotados de que nuestras carreras profesionales fluctúen o ni
existan por razones ajenas a nuestro trabajo. Por no aceptar órdenes
políticas o porque otros las aceptan demasiado. Y lo que es peor, estamos
tristes porque sabemos que no hay mayor mal para una radio que estar
cambiando constantemente las voces, los programas y las formas. Porque así
es imposible fidelizar oyentes. Y ahora que habíamos empezado a conseguirlo,
volvemos a tirarlo por tierra.
Pero hay otra prueba de que los cambios no están motivados por razones
profesionales: la redacción ha dejado de “sonar”. La espontaneidad, los
debates, la tensión informativa… Todo ha desaparecido para dar paso a un
silencio motivado por el miedo a las represalias. Porque ya hemos visto cómo
muchos compañeros –directivos o redactores de base- han sido retirados de
sus puestos “naturales” sin justificación y con formas un tanto mafiosas. A
lo que hay que añadir una bajada de sueldo que asumíamos por cómo están las
cosas, pero que ha empezado a irritar cuando, por ejemplo, hemos visto que
la mayoría de los nuevos directivos están remodelando sus despachos (obra
incluida). ¿De verdad es necesario? ¿No les parece un gesto de desprecio
hacia sus trabajadores?
Y así van pasando los días y empiezan a normalizarse una mediocridad y una
manipulación que, en absoluto, son normales. Ni debéis admitirlo los
ciudadanos, que sois quienes pagáis esta RTVE, ni debemos admitirlo los
trabajadores.
Por eso, ante la falta de reacción de nuestro consejo de informativos, hemos
decidido actuar. Para hacer saber a los ciudadanos que no compartimos esta
radio y que sabemos que estamos siendo el hazmerreír. Para decirle a la
nueva dirección que manipular hoy en día, con unas redes sociales que te
desmienten al minuto, solo nos lleva a hacer el ridículo. Para decirle al
gobierno que cuando se permite semejante bajón en la calidad la audiencia
huye y la radio no sirve ni para manipular (aunque quizá ese sea el plan:
servir en bandeja su cierre). Y para decirles a los compañeros que somos
más, que no nos pueden castigar a todos y que nos estamos jugando el futuro.
Como periodistas que defendemos la transparencia lamentamos tener que
empezar de forma anónima, pero eso cambiará. Mientras tanto os dejamos una
cuenta de twitter (@salvemosRNE) desde la que iremos denunciando todo lo que
va pasando en RNE y desde la que, esperamos, vosotros también denunciéis.
Porque estamos juntos en esto. Si una vez se consiguió una RNE de calidad,
se podrá siempre.
Fdo: El colectivo “Salvemos RNE”
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