"Dicen
que la patria es un fúsil y una bandera, mi patria son mis hermanos que están
labrando la tierra". Así empezaba una canción popular que se entonaba
mucho en la Guerra Civil, en zona republicana por supuesto. Ayer viendo tanta
bandera y tan poco fútbol en el Cataluña-Nigeria, pensé más en patrias que en
labranza. Es la triste mezcla de fútbol y política, simiente de la violencia,
lo que genera de todo menos juego limpio.
Y
si a eso le añadimos la despedida y cierre de Johan Cruyff, el cóctel es
brutal. Cruyff es un genio, un dios del fútbol en el campo y en el banquillo,
un holandés universal… ¿pero qué pinta en la selección catalana cuando en todos
estos años ha sido incapaz de aprender cuatro palabras de la lengua de Ramón
Llull? ¿Qué sentimientos o qué patriotismo tiene el amigo Johan? El del dinero,
sin más. Sus emolumentos por cualquier mínimo paso que da son simplemente
desmesurados.
Y si no que se lo cuenten a quien le haya querido entrevistar alguna vez. El ex presidente barcelonista Josep Lluís Núñez, un personaje al que también hay que echar de comer aparte, dijo cuando cesó al holandés que "no puede tener un entrenador que desde su despacho en el Camp Nou esté vendiendo apartamentos en Andorra". Es difícil encontrar personajes tan absolutamente manipuladores: Cruyff utilizaba periodistas que, a la vez que recibían confidencias de determinados jugadores, se las chivaban al entrenador holandés, para que después sacara su largo látigo contra los díscolos. Uno de esos periodistas era quien hacía de canguro a su hijo Jordi Cruyff cuando era un bebé mientras Johan y su mujer Danni salían a divertirse. El míster holandés estuvo a punto de dejar en la calle a un jovencito de la cantera que se llamaba Guardiola por co-presentar con algunos compañeros más del 'Dream Team' un programa de televisión en 1991. Ese es Johan, el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.
Y si no que se lo cuenten a quien le haya querido entrevistar alguna vez. El ex presidente barcelonista Josep Lluís Núñez, un personaje al que también hay que echar de comer aparte, dijo cuando cesó al holandés que "no puede tener un entrenador que desde su despacho en el Camp Nou esté vendiendo apartamentos en Andorra". Es difícil encontrar personajes tan absolutamente manipuladores: Cruyff utilizaba periodistas que, a la vez que recibían confidencias de determinados jugadores, se las chivaban al entrenador holandés, para que después sacara su largo látigo contra los díscolos. Uno de esos periodistas era quien hacía de canguro a su hijo Jordi Cruyff cuando era un bebé mientras Johan y su mujer Danni salían a divertirse. El míster holandés estuvo a punto de dejar en la calle a un jovencito de la cantera que se llamaba Guardiola por co-presentar con algunos compañeros más del 'Dream Team' un programa de televisión en 1991. Ese es Johan, el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.
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