EL CRIMEN DE ALCÀSSER 20 AÑOS DESPUÉS

El crimen de Alcàsser fue un golpe brutal a un país demasiado inmaduro e hipócrita para debatir sobre sus valores morales ante hechos así. El 15 de noviembre de 1992 las famosas niñas de Alcàsser, Miriam, Desirée y Toñi, mientras iban a una discoteca de la localidad vecina de Picassent, fueron secuestradas por dos sujetos que saciarion con ellas su sadismo sexual y su sed de sangre. Años después se descubrió a "la cuarta niña de Alcàsser". Se llamaba y se llama Esther y por entonces era amiga de las otras tres, pero no pudo salir aquella tarde porque se quedó en casa de una amiga que estaba en cama con fiebre. Hoy Esther tiene 34 años, marido e hija.

Pero retrocedamos nuestro reloj. Una vez se supo que Miriam, Desirée y Toñi no habían regresado a casa, esas tres jóvenes se convirtieron al instante en "las niñas de Alcàsser". Crímenes famosos ha habido siempre en la historia de España como los casos de Arropiero, Jarabo, la envenenadora de Valencia, el capitán Sánchez o la calle Fuencarral. Cuando no había medios de comunicación, teníamos los romances de ciego que se recitaban en los pueblos. La curiosidad morbosa de la gente siempre ha estado ahí y las personas se indignaban con hechos que al mismo tiempo regocijaban su escondido sadismo.

El caso de Alcàsser, lamentable por supuesto pero ni más ni menos importante que los crimenes anteriores, fue llamativo por la popularidad inmediata que cobraron las tres adolescentes en todo el país a través del surgimiento de las nuevas televisiones, autonómicas y privadas, y de los nuevos formatos para contar la actualidad como el "reality show". Cuando se encontraron los cadáveres de las chicas, Paco Lobatón, de TVE, y Nieves Herrero, de Antena 3 TV, llegaron a Alcàsser para hacer sus programas de máxima audiencia. Lobatón presentó un producto más sobrio y reflexivo, y Herrero optó por el morbo y la lágrima fácil. Y todos fuimos unos hipócritas. Siempre hablamos mal del especial de Antena 3 TV, pero bien que nos lo tragamos de principio a fín. ¿Nos gusta pasarlo mal o nos place el morbo?

El crimen de Antonio Anglès y Miguel Ricart consiguió que el entierro de sus víctimas fuera transmitido en directo a través de varias cadenas a la vez. Quizá entonces la frase más sabia la dijo el periodista de TVE, que parafraseó a Lluís Llach con el verso "cal que neixin flors a cada instant, hace falta que nazcan flores en cada instante", una modesta e inteligente proclama contra las bajas pasiones y a favor de esas tres flores de Alcàsser que siguen sepultadas. Pepe Navarro las quiso desenterrar manipulando a uno de los padres, Fernando, pero al chicle informativo ya se le había pasado el sabor. Son 20 años de dolor que nos sirven para reflexionar sobre cómo nos tomamos las desgracias ajenas y cómo ha evolucionado la televisión hasta hoy.