En las calles de muchas ciudades hay todo tipo de chorizos. Entre ellos están los carteristas, supuestos tontitos ofreciendo duros a cuatro pesetas, timadores varios y sobre todo trileros. Los trileros te engañan con un juego de una bolita y tres cubiletes que van cambiando de posición. “¿Dónde está la bolita?, ¿dónde está la bolita?”. Hasta te dejan ganar alguna vez, al final tú aceptas su juego creyendo que eres más listo que ellos y siempre acabas perdiendo. Al principio te dejan ganar, apuestas más y se van con lo que has perdido y te dejan plantado con una cara de imbécil inenarrable.
Así se tuvo que quedar ayer el entrenador del Villarreal Juan Carlos Garrido, cuando vino al Bernabéu a ganar y lo estaba haciendo por 1-2. Más tarde se tuvo que ir al vestuario expulsado y con 4-2. Remontada del Madrid. 3-2 con fuera de juego de Di Maria tras el centro de Kaká que inició la jugada. Y Garrido expulsado por protestar. Y luego 4-2 con todas las de la ley, aunque tuvo que llegar Jose Mourinho a celebrarlo ante el banquillo del Villarreal. Al portugués no le echaron. Así pues, ‘Mou’ fue el trilero de Garrido.
Y luego te encuentras al que es legal, al que no engaña con trucos sucios. Estamos hablando de la ley del espectáculo. Al fútbol se puede jugar de muchas maneras. Puedes ganar al contragolpe, esperando al rival. O puedes ganar también teniendo la bolita, moviéndola (“el balón no se cansa”), y cambiando de juego, combinando, empezando desde el 6, llegando al carril del 7, y luego al 10, al 9, al 10, al 11, al 7, al 9 y gol. Esos números de dorsal un tanto “cruyffistas” han perdurado hoy y son el presente del fútbol y espero que su brillante futuro. ¿Dónde está la bolita?
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