Dos observaciones sobre la Marcha por la Dignidad que dejó abarrotada la arteria de Madrid, desde Atocha hasta Colón, en una multitud de dos kilómetros y medio. En primer lugar, decir que los colectivos eran muy diversos, pero todos enarbolaban la tricolor de la República Española. Es interesante ver que la respuesta ante tanto desmán en nombre de una democracia cadavérica, más falsa que Judas, es una bandera que junta los colores rojos y gualdos que ya conocemos junto con el morado de los Comuneros de Castilla. La tricolor une cada vez más a todos. Notemos eso y unámoslo a nuestros deseos de cambio.
La segunda observación es la más triste de todas. Si haces click en este vídeo notarás que a partir del minuto 3'40" la multitud entona el Canto a la Libertad de José Antonio Labordeta en medio de balas, pelotas de goma y represión policial. Se trata del escenario más poético de cómo se maltrata el himno oficioso de esa III República que muchos aguardamos con ansia. Entiendo que la violencia civil no se puede tolerar, pero sólo los que la inician deben ser los detenidos. Nunca debe ser una agresión indiscriminada hacia los que se dirigen allí de buena fe desde todos los puntos de España y les da por pisar dos centímetros de la calle Génova, donde se encuentra la sede oficial del Partido Popular. ¡Oh divino partido! ¡Ay maldita república! Me da que algunos están rebobinando nuestra Historia.
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