Jamás me he fiado de una encuesta, al menos yo. Aquí en España las muestras no son suficientes ni significativas, el número de entrevistas tienen un margen de error excesivo y siempre llevan la ventaja aquellas formaciones políticas que han sido la gran sorpresa. Eso es lo que le ha pasado a 'Podemos', que ha surgido en el momento justo para ganar o para desinflarse. El filósofo Santiago Alba Rico refleja en un estupendo artículo (haz click aquí) lo que es para él "el lío de Podemos" a muy pocos días de su Asamblea Constituyente.
Para resumir un texto que, por otra parte, considero como una profunda reflexión, pienso que presentarse a las próximas municipales reúne unas variables bastante peligrosas. Para Alba Rico, los riesgos de un descenso municipalista de 'Podemos' "son muy grandes". "Aún más: habida cuenta de su carácter aún invertebrado, de su escasa tradición en los territorios y de las redes clientelares montadas por el bipartidismo (sobre todo en las poblaciones pequeñas) durante los últimos treinta años, Podemos no puede presentarse a las elecciones municipales, pues no es de descartar que, de hacerlo, se obtengan pocas concejalías e incluso que, allí donde se logren, se haga a través de las propias redes clientelares locales". Por eso, añado yo, hay que examinar el más mínimo error. 'Podemos' debe ser extremadamente escrupuloso con su código ético.
La posición de Alba-Rico es poco participativa, porque tiene familia e hijos y no está para asambleas. Uno de sus fragmentos es: "Todo el poder, pues, para los otros, y para mí sólo en la medida en que soy, además de yo mismo, otro cualquiera: ese perfil medio de un ciudadano que no conspira, no acepta sobornos, quiere a sus hijos (aunque no sean suyos), no va siempre a las asambleas, no aspira a un cargo público y se emociona cuando ante sus ojos resplandece la verdad, la justicia y la dignidad". Así sea.
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