miércoles, febrero 13, 2013

LA RADIO, UN MEDIO TAN IMPRESCINDIBLE COMO PROSTITUÍDO

Como oyente habitual de radio y ex profesional del medio, me parecen muy divertidas estas jornadas especiales que se hacen en plan "día mundial de". Son esos días en que todos nos felicitamos por lo guapos que somos y lo necesario que es trabajar en esto, pero donde somos incapaces de reconocer nuestras miserias, la cara oculta de esto y las enormes presiones a las que hemos estado sometidos, con una perspectiva de precariedad de medios, libertades y salarios que puede sorprender a la mayoría de los oyentes.

Muchos de los jóvenes que trabajan en las radios privadas más importantes no ven un duro a final de mes. Son estudiantes en prácticas, becarios o gente que realiza cursos de diferente tipo… pero el caso es que realizan una labor que bien podría hacer un profesional o ellos mismos cobrando. La radio fue el medio que empecé a escuchar, se convirtió en mi vocación, me quemé en ella y al final pude vivir de ella. Mis experiencias me permiten valorar el panorama de cara a nosotros, los periodistas, y de cara al exterior, a la sociedad.

Los periodistas no nos hemos hecho valer ante nuestros jefes aceptando condiciones de trabajo draconianas por miedo a que venga otro detrás para hacer lo que acabas de rechazar. La radio exige dicción, dinamismo, competencia y cultura, y la muy puñetera retorna salarios con los que, en los mejores casos, apenas puedes pagar alquileres, facturas o ir al ‘súper’. Si quieres vivir a la radio, ten paciencia, llévate bien con tus padres, si te enrollas con alguien que sea con poco compromiso, que ni se te pase por la cabeza casarte y mucho menos tener hijos.

Los de mi gremio, los de la radio, los que nos tuvimos que pasar a la tele para sobrevivir, las hemos visto de todos los colores y hemos tragado carros y carretas. Mira que es bonita la radio, y lo puñetera que es… cuando te obliga a estar horas y horas, cuando te condiciona la vida a cambio de dos duros. La radio es el medio donde peores salarios se pagan y donde el precio de la publicidad es el más bajo. Por el contrario, hay que ver la cantidad de gente que la escucha, en el coche, haciendo deporte, en la cocina, donde sea. Todo el mundo se levanta y se acuesta con ella. Es como esa especie de amante de “Corazón loco” de Antonio Machín “a la que no renunciaré”.

El sonido de la radio hoy en día es el más prostituído de todos. Quizá haya que hacer algo para que este medio de comunicación al que amo desde el fondo de mis entrañas y del cual yo me enamoré desde el principio recupere la relevancia que merece. Soy usuario del transistor de toda la vida. En cada rincón de mi casa hay uno, de forma que consigo oír lo mismo por todas partes, vaya por donde vaya. Pero también tengo mi i-pad y mi ordenador y mi reproductor en el coche y va siendo hora de que la radio se adapte. De entrada, en España todavía seguimos en los 60 con la radio musical, en los 70 con la libertad de expresión y en los 80 con la radio generalista de AM y FM. ¿Qué pasa con el sistema DAB? ¿Para cuándo pasaremos de la radio analógica a la digital igual que se ha hecho con la TDT en televisión?

Por otro lado, la falta de originalidad en los contenidos me parece narcotizante de cara al comunicador y al oyente. La radio pública y la privada apenas se distinguen en muchos de sus ‘ticks’ políticos y comerciales. Es insostenible un sistema de varias cadenas generalistas potentes generadoras de publicidad: la SER, Onda Cero, la COPE, ABC Punto Radio, Intereconomia y Es Radio no se aguantan juntas. ¡No hay pastel publicitario para tanto!

¿Cómo se puede concebir un país donde toda la radio musical es la copia de la copia de la copia? Excepto la radio pública y alguna honrosa excepción, es imposible encontrar cadenas como la francesa TSF Jazz o la inglesa Melody FM, que en sus respectivos países son éxito seguro porque abarcan segmentos de público que en España están desatendidos. Estamos hablando de negocio, no de servicio público… porque si tratamos ese último aspecto ya es para echarse a llorar. Por ejemplo, nuestros nuevos creadores no encuentran hueco por ningún lado, la radio española se ha vuelto ingrata con unas raíces musicales riquísimas y está contribuyendo a que sigamos desconociendo nuestros cantares, los de cada uno, los de cada comarca. El DAB al que me he referido antes sirve puesto que mediante este sistema, que dejaría atrás los sintonizadores AM-FM, yo podría escuchar en cualquier lugar con absoluta nitidez cuatro programaciones distintas hechas por una sola cadena, con lo cual la oferta se puede multiplicar y sobre todo especializar.

Y es que la radio, sin perder su carácter entrañable, volverá a ser lo que era siempre y cuando en cada lugar del “dial” te encuentres un destello distinto, algo personal y especial. Como hoy le he oído a un compañero “viva la radio, pero…”

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