martes, diciembre 04, 2012

UN PAÍS SIN CULTURA NO PIENSA, UN PAÍS QUE NO PIENSA NO ES LIBRE

En mi época te podían suspender un examen con tres faltas de ortografía . Hoy lo normal es encontrar un examen con tres faltas ¡en cada renglón! Con el invento de la ESO hemos creado una generación de analfabetos funcionales, que no pueden entender conceptos tan básicos como la disciplina, la autoridad de los padres y el papel del profesor. Ni tus padres ni tu 'profe' son tus amigos. Nunca. Sin normas no hay escuela, sin escuela no hay cultura, sin cultura no piensas, si no piensas no reflexionas, si no reflexionas no eres miembro activo de ninguna sociedad y por lo tanto te conviertes en un ignorante, en una persona que no es libre para elegir, porque no conoce, porque no es madura. Es la antesala de un régimen dictatorial y de una ciudadanía aborregada por completo. No soy apocalíptico. Me remito a otras realidades actuales o del pasado en diferentes regiones de este mundo.

Pues bien, ahora el ministro de Educación José Ignacio Wert y su equipo han diseñado la enésima ley para reformar algo que ha cambiado como el viento, la educación en España. Un concepto tan básico para la construcción de la sociedad del futuro se pone nuevamente en juego con la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Educación (LOMCE). Lo bueno que tiene el nuevo texto legal es que se consagran las asignaturas de siempre, como las matemáticas, la lengua y la literatura españolas, las ciencias sociales y las ciencias naturales, para que sean la base curricular del alumno. Eso sí, si la gente va pasando de curso alegremente y no sabe leer y escribir de manera correcta, si no sabe sumar, restar, multiplicar y dividir, si no sabe abstraer, opinar o debatir, tendremos más y más borregos ni-ni. El cimiento es la base sobre la cual se construye el edificio, la piedra hay que pulirla y si no pasa esto, estamos generando nuevos parados, sin criterio ni personalidad para tomar decisiones.

La LOMCE se ha vuelto polémica puesto que ha relegado la lengua y la literatura catalana, vasca y gallega a un muy oscuro segundo plano. El ministro Wert dice que hay que "españolizar" a los estudiantes catalanes como si ya no fueran españoles de pleno derecho, como si Wert fuera una especie de gran hermano que gobernara en los sentimientos nacionales de cada alumno, como si hubiera que insertarles en el cerebro una especie de micro-chip españolista. ¿Ahora quién es el nacionalista aquí? ¿El que no impone la necesidad del conocimiento del catalán para superar la ESO o el que impone la inmersión lingüística de la lengua catalana? ¿El que va a obligar a la Generalitat de Catalunya a pagar colegios privados que den contenidos integramente en castellano para aquellos padres que consideren que la lengua de Cervantes debe ser la de su hijo o la 'consellera' que se marcha de la reunión entre diferentes autonomías porque se niega a negociar? En definitiva, ¿para quién sería más aconsejable volver a las aulas... a aprender? ¿Para José Ignacio Wert o para Irene Rigau?

1 comentario:

Armenteros dijo...

Además de ese cerril empeño en que prevalezca la lengua castellana sobre el catalán en Cataluña, la nueva ley me preocupa porque, aún siendo importantes las materias troncales como bien apuntas, amigo Lunaro, también lo es la educación en valores. Es una vuelta al pasado establecer la religión, sólo la católica, no lo olvidemos, obligatoria. Ya sufrimos esas "supuestas" educaciones basadas en la fe que contradicen el más mínimo sentido científico que debe primar en la enseñanza. Los colegios no deberían ser centros de adoctrinamiento, sino lugares para analizar con sentido crítico y razonable lo habido y por haber.